jueves, 19 de junio de 2014

El extraño

“Unos cuantos años después de que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población.

   Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia. El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.

   Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia. En mi mente joven ya tenía un lugar especial.

   Mis padres eran instructores complementarios: mi madre me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi padre me enseñó a obedecer. Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados durante horas con aventuras, misterios y comedias. Él siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia. ¡Conocía todo del pasado, del presente e incluso podía predecir el futuro!

   Llevó a mi familia al primer partido de fútbol. Me hacía reír y me hacía llorar.

   El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba. A veces, mi madre se levantaba temprano y en silencio. El resto estábamos pendientes de escuchar lo que tenía que decir. Ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. A veces me pregunto si ella rogó en alguna ocasión para que el extraño se fuera.

   Mi padre dirigía nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se veía obligado a cumplirlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa, ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos ni de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacía que mi padre se retorciera y mi madre se ruborizara.

   Mi padre nunca nos dios permiso para tomar alcohol, pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente. Hizo que los cigarrillos parecieran inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidos. Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos y, de forma muy común, hasta vergonzosos. Ahora sé que mis conceptos sobre las relaciones, durante mi adolescencia, fueron muy influenciados por el extraño.

   Repetidas veces lo criticaron, pero hizo caso omiso a los valores de mis padres, pero aun así, permaneció en nuestro hogar.

   Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho, pues ya no es tan fascinante como lo era al principio.

   No obstante, si hoy pudieras entrar en la casa de mis padres, todavía lo encontrarías sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía… ¿su nombre?

Televisor

   Nota: pedimos que este artículo sea leído en todos los hogares.”

 ¡Ahora tiene otros competidores que le hacen sombra: ordenadores, teléfonos móviles, Smartphone, i-Phone, i-Pad, tablets…

   Y sobre todo, recordad que, aunque es cierto que la tecnología y las mass media nos ha hecho avanzar mucho, nos ha hecho retroceder también mucho en algo esencial para la vida humana: las relaciones sociales y familiares. Recordad que antes de que hubiera televisores, ordenadores, redes sociales,…, las relaciones sociales eran más directas… Ahora estamos obnubilados por todos estos aparatos que dominan nuestra vida, que intentan imponer su estilo de vida y de relaciones.


(Cuento extraído de Internet y adaptado para el blog)