jueves, 27 de diciembre de 2012

Thuram: “Sólo el esclavo que sabe que lo es puede llegar a liberarse”


Hoy os vuelco una interesante entrevista que se publicó en la Contra de La Vanguardia, el pasado 10 de noviembre de 2012, que el periodista Lluís Amiguet hace a Lilian Thuram, exjugador del FC Barcelona, y que algunos han calificado como "un pensador que juega al fútbol" y que ha escrito un libro Mis estrellas negras, en el cual trata sobre el racismo y aquellos que luchan contra éste y los demás prejuicios de exclusión. Interesante artículo para leer en estos tiempos, en que, con la crisis económica y de valores, parece que hay un rebrote del fascismo y las –fobias, que amenaza con ser un problema grave en la sociedad europea de esta primera etapa del siglo XXI.
L.T.: Mi madre nos tuvo a cinco hijos de cinco padres diferentes… ¿Y sabe por qué?
L.A.: ¿…?
L.T.: Porque, según el código de la esclavitud, era la madre la que transmitía a los hijos la esclavitud o la libertad. No importaba si el padre era libre o esclavo. Por eso la madre antillana es allí la institución familiar: mujeres fuertes como mi madre.
L.A.: La primera heroína de su libro.
L.T.: Yo tenía cinco años cuando mamá nos dijo que se iba a trabajar a París y que volvería a buscarnos. Tuvo el coraje de perseguir un sueño, con sus contradicciones también.
L.A.: Cuéntenos.
L.T.: Cuando llegamos a París, en la tele daban unos dibujos de una vaca negra muy tonta y una vaca blanca muy lista. Y los niños del cole se reían de mí. Yo le pregunté a mi madre por qué a los negros nos hacían aparecer como estúpidos en todas partes.
L.A.: ¿Qué le respondió?
L.T.: "Hijo, la gente es racista y eso no cambiará".
L.A.: ¿Y usted se resignó como ella?
L.T.: ¡Jamás he aceptado aquella frase! Y le he dado muchas vueltas. Al final, he llegado a la conclusión de que algunos humanos no desprecian a otros seres humanos por ser negros, azules o amarillos…
L.A.: ¿Por qué los desprecian entonces?
L.T.: Porque hay grupos que aprenden a aplicar esa lógica para explotar a los otros. Necesitan, por tanto, inventarse siempre un los otros. Y una vez se convencen y logran convencer a los otros de que son diferentes – diferentes siempre quiere decir inferiores – intentan aprovecharse de esa diferencia.
L.A.: Todo muy humano, en efecto.
L.T.: Da igual la razón por la que te incluyan o te excluyan de un grupo: por ser negro, mujer, homosexual, judío, gitano, llevar gafas o ser del pueblo de al lado. Es lo de menos.
L.A.: Pero si no lo crees, es falso.
L.T.: Pero si se interioriza esa lógica acomplejada, los negros o los homosexuales o los que llevan gafas acaban sintiéndose y por tanto siendo inferiores de verdad. Y así te convierten en prisionero de su cárcel identitaria.
L.A.: Pues ya puestos, mejor ser superior.

L.T.: No, porque esa lógica esclaviza también a los superiores: al aceptarla, aceptan que siempre tienen a alguien más superior todavía; igual que los inferiores siempre encuentran otro grupo que despreciar. Los negros antillanos creían que los negros africanos eran "salvajes incultos" y los blancos criollos se sentían superiores a los negros, pero inferiores a los "blancos de París".
L.A.: Siempre hay alguien con mejor acento o una genética más pura que tú.
L.T.: Sólo si entras en su juego. Pero si te educas y lees y estudias, descubres que esa lógica es una estupidez, porque no hay naciones ni razas mejores o peores, pero sí hay personas que se esfuerzan por educarse – y así liberarse de complejos – más que otras.
L.A.: Y toda pureza es una mezcla olvidada.
L.T.: Si estudias tus raíces y descubres esa gran verdad, puedes reírte un rato de los puros.
L.A.: Por ejemplo…
L.T.: ¡El mito del pene gigante de los africanos!
L.A.: ¡…!
L.T.: Es una proyección perversa de ese complejo de superioridad blanco.
L.A.: ¿En qué sentido?
L.T.: Lo describió muy bien el psiquiatra Franz Fanon, otro de los héroes negros de mi libro, al revelar los mecanismos del complejo de superioridad-inferioridad colectivo.
L.A.: ¿El tamaño acredita o desacredita?
L.T.: Quien propaga esa sandez lo hace porque lo cree un atributo monstruoso que provoca o miedo o hilaridad y confirma el "salvajismo" y el peligro de los africanos. De paso, excita su morbo con fantasías masoquistas.
L.A.: Cuando habrá de todo, como en todo.
L.T.: Serían idioteces si no fueran peligrosas: esas tonterías de que los franceses son así y los españoles asá, o los catalanes o los italianos o los turineses… trabajan más o menos…
L.A.: Entre un francés y cualquier otro francés hay más diferencias que entre el grupo de los franceses y el de los españoles.
L.T.: Pero podemos combatir esos perversos clichés con una educación para la libertad que afirme la igualdad en la diversidad. Todos tenemos los mismos derechos y deberes aunque seamos diversos en nuestras identidades.
L.A.: ¿Cómo combate usted los prejuicios?
L.T.: Ayudo a explicar a los niños que ser de un color, nación. Barrio o escalera no te hace mejor que ser de otro, porque si aceptas que eres mejor que los del otro país, también aceptarás que eres peor que los de otro.
L.A.: ¿Por qué una persona puede llegar a aceptar que es inferior a otra?
L.T.: Por pura ignorancia. Y citaré con orgullo aquí a Harriet Tubman, otra de mis heroínas: "Los únicos esclavos que no he podido liberar son los que no sabían que lo eran". Hoy somos esclavos de malos políticos que inventan superioridades para establecer un poder del que se apropian.
L.A.: ¿Sarkozy le ofreció un ministerio?
L.T.: El de "Diversidad", pero le dije que no, porque su gobierno no la protegía. Y felicito a Obama, pero también les recuerdo que si hoy hay un Obama es porque en 1872 hubi un Douglass: primer candidato negro a la presidencia de los Estados Unidos.
(Entrevista Lluís Amiguet. La Vanguardia, 10.11.2012 La Contra)


 


Al límite (de la legalidad)

Siguiendo con el tema de la independencia de Catalunya, dando vueltas sobre la oportunidad o no de la consulta sobre la independencia de Catalunya, o si Catalunya debe o no debe ser o tener Estado propio, vamos a indagar en los principios de legalidad sobre la consulta, sobre los conceptos de principio de legalidad, validez jurídica, soberanía y el derecho a decidir.

Partamos del punto inicial. El 25 de noviembre culmina el proceso iniciado en la Diada, en que Artur Mas decide convocar elecciones, que prevé plebiscitarias, con el pretexto de escuchar las reivindicaciones soberanistas expresadas por el pueblo de Catalunya. Ya he expresado en más de una ocasión de que la manifestación fue masiva, importante y que expresa, sin duda, un clamor de un sector muy importante de la sociedad catalana. Después de una intensa precampaña y campaña electoral cargando tintas por el soberanismo y la independencia, en el que preveía que sería un voto masivo, una "majoria excepcional" alrededor de su figura, como presidente "mesías" que llevaría al pueblo de Catalunya hacia la tierra prometida, llegó el 25-N y los resultados le dieron al traste gran parte de sus expectativas. El voto entorno al soberanismo, expresado a través de los escaños obtenidos en las urnas, da un número similar al apoyo a las tesis soberanistas que había en la pasada legislatura. Los 50 escaños de CiU, más los 21 obtenidos por Esquerra, más los 16 de Iniciativa, más los 3 de las CUP, no suponen un mayor apoyo que en la pasada legislatura, por la considerable bajada de CiU, no compensada con la subida de Esquerra. Por tanto, su opa contra el status quo es importante, pero no ha dado el mazazo definitivo que pretendía.

Al no obtener esa mayoría holgada y excepcional que pretendía, y a pesar de ser, evidentemente, la fuerza más votada, muy por encima de cualquiera de sus adversarios, una vez planteadas las elecciones como un verdadero plebiscito por la consulta soberanista, ya no puede recular y hacer como si nada hubiera pasado, pues sería como hacerse el harakiri, después de haber fracasado en obtener esa mayoría apabullante. Así que no podía pactar ni con el PSC, que a pesar de estar de acuerdo con el derecho a decidir y una consulta legal y acordada con el Estado, está en contra de la independencia de Catalunya, con 20 escaños, ni con el PP, que evidentemente es contrario a la independencia, pero también al derecho a decidir y a cualquier consulta soberanista o independentista. Por tanto, y por eliminación, sólo podía pactar, por aritmética y por proximidad "soberanista" con los 21 diputados de Esquerra. Hoy, 21 de diciembre de 2012 (día del fin del mundo, según los mayas) ha sido elegido Artur Mas e investido gracias a los 50 votos de su partido y los 21 de Esquerra, después de llegar a un acuerdo (del que ya hablaré en otra entrada del blog), en el que, entre otras demandas, se ha acordado un referéndum de autodeterminación para el año 2014. Artur Mas ya dijo en campaña que convocaría esta consulta, con permiso o no de Madrid, y que llegaría hasta las últimas consecuencias para que ésta fuera posible. Esto me ha hecho reflexionar sobre los términos legales y jurídicos derivados de esta afirmación del ya President. ¿Hasta qué punto se puede llegar legalmente? ¿Cuál es el límite de la legalidad? ¿Cuál es la validez jurídica de una consulta celebrada no bajo la legalidad vigente? ¿Qué puede significar hacer todo esto sin un principio de legalidad establecido? ¿Qué puede trastocar todo esto en el marco jurídico español y europeo? Vamos a analizarlo.

El derecho, considerado como un sistema de normas, es la fuente a partir de la cual se basa el principio de legalidad. Las normas asumen su cualificación jurídica y llegan a formar parte de un sistema jurídico, formado por un conjunto de éstas y que son asumidas por un grupo o comunidad social, que acepta oficial, unificada y comúnmente como normas fundamentales y marcan los criterios de validez de este sistema normativo. Entonces cuando son aceptadas estas normas como ley fundamental de todo el conjunto social, se marca cuál es el principio de legalidad, que sería el principio fundamental conforme al cual todo ejercicio del poder público deberá estar sometido a la voluntad de la ley y de su jurisdicción y no a la voluntad de las personas, por lo que se establece la seguridad jurídica. Esto, pues, marca el principio del ordenamiento jurídico de esa comunidad social que ha aceptado para sí este conjunto normativo, y según el cual nada puede estar por encima de la voluntad de la ley, que, en principio, sería la misma para la totalidad de los individuos de esa comunidad.

Conforme a este criterio, la Administración no puede actuar por autoridad propia, sino que tiene un poder conferido por un cuerpo, que podríamos denominar soberanía, que reside en el conjunto de los ciudadanos de esa comunidad, y por el cual ejecutaría su parte del contenido de la ley, por obedecer al principio de separación de poderes, pero siempre dentro de los límites que el conjunto normativo conferido le permite.

Definamos soberanía. La soberanía conferida por un común de ciudadanos, que podríamos denominar nación, es el poder conferido, a través de un mandato legal o marco legal, como la Constitución, a la estructura de poder, como el Estado, en sus diversos niveles (ejecutivo, legislativo y judicial). El concepto soberanía viene ligado comúnmente a otro, nación, entidad abstracta y única, ligada a un espacio físico, a la que pertenecen los ciudadanos, que serán los componentes básicos de ésta, y que conformarán el cuerpo de la soberanía, que confiere poderes al Estado, para que éste administre y ejecute el cuerpo normativo que los ciudadanos se dan a sí mismos para ser administrados. Pero sólo es un sistema representativo. La simple mayoría del pueblo no es necesariamente la voluntad de la nación (este último concepto, básico para concebir un resultado como el del referéndum de independencia o un clamor popular por ella).

Ahora vamos con el concepto de validez jurídica. Se designa como válida una norma cuando cumple con los requisitos formales y materiales necesarios para su promulgación, publicación, existencia y exigibilidad, debiendo existir jurídicamente para resultar realmente aplicable. Por tanto, debe existir jurídicamente, como actos y normas derivados con rango legal, cumpliendo con los requisitos establecidos en el ordenamiento jurídico, tanto a nivel formal como a nivel material. A nivel formal, debe referirse a quién realizó, cómo y cuál es el objeto de regulación de la norma. Por tanto, a nivel de competencia
debe haber sido creada por el órgano al que se le confiera dicha competencia, siguiendo el procedimiento marcado para hacerlo, y siempre vinculado al conjunto de normas marcadas para poder realizar la regulación o la aplicación de la ley que debemos dar por válida. Sobre las condiciones materiales, debemos referirnos a aquello que la ley prohíbe, manda o permite, y sobre el contenido de la cual se pueden tener criterios interpretativos.

Ahora que ya hemos tratado a aquello que se refiere a los criterios de derecho aplicables a la consideración de legalidad de lo que Artur Mas propone alrededor del derecho a decidir o la consulta soberanista, vamos a analizar, punto por punto, todo lo que rodea a este proceso.

En virtud del acuerdo al que llegaron CiU y Esquerra para investir a Artur Mas como 129º President de la Generalitat, se pactó que a partir de enero de 2013, se acordaría, vía parlamentaria, una declaración de soberanía del pueblo de Catalunya. Primer punto de discrepancia: actualmente, la soberanía recae sobre el pueblo español, del cual emanan los poderes del Estado. ¿Se puede desgajar una parte de la soberanía del total del Estado para establecer una nueva soberanía, la catalana? Legalmente, no. Es inconstitucional, pues rompe con el espíritu del art. 1.2 de la Constitución, uno de los que se considera fundamental y que precisa de reforma constitucional por el procedimiento cualificado, y que dice que la soberanía nacional reside en el pueblo español. Por tanto, es susceptible de ser declarado inconstitucional. Además, como antes hemos dicho, la simple mayoría del pueblo no es necesariamente la voluntad de la nación. Sigamos adelante.

El acuerdo dice que a partir de la declaración de soberanía del pueblo de Catalunya, el siguiente paso es la aprobación, vía parlamentaria, de una Ley de Consultas Catalana, que permitiría, entre otras cosas, la celebración del referéndum de autodeterminación del pueblo catalán. De nuevo, nos topamos con la Constitución, que no permite, por una parte, la celebración de ningún referéndum que sea sobre un tema de aplicación para todo el Estado en sólo una parte de éste sin permiso del Gobierno ni el Congreso de Diputados. Y por otra, no permite utilizar la soberanía como excusa o como principio de validez jurídica, pues ha quedado invalidada al ser inconstitucional. Sigamos adelante.

Posterior a la aprobación de la Ley de Consultas, se aprobaría la convocatoria de un referéndum de autodeterminación para el ejercicio 2014, en el que se votaría si los catalanes quieren un Estado propio dentro de la Unión Europea. De nuevo, la Constitución. Cualquier referéndum de este tipo pide de una reforma constitucional, por el procedimiento cualificado, pues cercena los artículos de la Constitución del Título Preliminar, el art. 1.2 (de la soberanía nacional, que reside en el pueblo español) y el art. 2. (la indisoluble unidad de la Nación española), fundamentalmente. Por lo tanto, en principio, no se permitiría la celebración de este referéndum. Un procedimiento de reforma cualificada necesita de la aprobación de las 2/3 partes de las Cortes Generales, procediéndose a su disolución, convocatoria de elecciones, y las nuevas cámaras deberán ratificar la decisión de reforma, debiendo ser aprobado por las 2/3 partes de las Cámaras, y sometida a referéndum para su ratificación, siendo éste obligatorio como vinculante. Un procedimiento complicado. Un procedimiento abreviado de reforma no es posible, pues la Constitución no lo permite. Sigamos adelante.

Si no se aprueba el referéndum, la idea es una declaración de independencia unilateral del Parlament de Catalunya. Se invocan los ejemplos de Kosovo y Montenegro, aceptados por el Consejo de Europa. Tampoco se asegura el apoyo de éste, ni del resto de la comunidad internacional, sobre todo de la Unión Europea, con demasiados problemas territoriales no resueltos. Esperemos que no lleguemos a estos extremos, porque esto si que es totalmente ilegal y, además, muy peligroso. No aliento el miedo, pero creo en las soluciones negociadas.

Por tanto, los principios de legalidad y validez jurídica aquí se verían afectados, pues ninguna de las soluciones que se aportan en el acuerdo es acorde con los conceptos, y por tanto, deberían ajustarse a legalidad. No cumpliría ni con los requisitos materiales ni formales para cumplir con el principio de validez jurídica. Además, no ofrecen la seguridad jurídica necesaria de que se haga a la voluntad de la ley y al igual para la totalidad de la ciudadanía. Pero todo se puede negociar. Yo creo que con buena voluntad y diálogo, las cosas se podrían hacer de manera diferente. Esperemos que esto se imponga, y que no vayamos a los límites de lo legal, que podrían abocarnos a un conflicto eterno con las instituciones españolas. En todo caso, seguiremos hablando sobre el tema.

El federalismo plurinacional: aplicación sobre la España convulsa del siglo XXI

España, ¿nación de naciones? España, ¿estado plurinacional? Ésta es la eterna pregunta. La eterna disputa. Una cuestión apenas resuelta en la Constitución Española de 1978, en la que se consagraba un modelo territorial que intentaba integrar las realidades catalana, vasca y, en menor medida, gallega, pero que con la generalización autonómica en el período 1982-1986, en el que se consagró el "café para todos" se diluyó en gran medida la solución aportada en dos vías de adquisición del proceso autonómico, al armonizar, en cierta manera, a todas las autonomías, y meterlas, sobre todo, en el mismo saco de financiación territorial (a excepción de los territorios forales vascos y Navarra), creando así una constante reivindicación, sobre todo de Catalunya, que pretende un marco de financiación singularizada y diferente al resto de las autonomías. Pero eso ya lo trataremos en otra entrada de blog. Ahora vamos a tratar ese concepto de plurinacionalidad de España, y lo vamos a ligar al desarrollo de una teoría, la del federalismo, de la que yo hago bandera para solucionar el problema planteado actualmente con el proceso soberanista que se ha iniciado en Catalunya (pero que ya tuvo un prólogo en el denominado Plan Ibarretxe, en Euskadi). Por tanto, vamos a analizar los diferentes conceptos que subyacen del federalismo y su aplicación práctica en el caso de España. Para ello, seguiré un poco el guion marcado por la lectura de un estudio sobre el federalismo plurinacional, realizado por uno de los estudiosos más importantes, Ferran Requejo, catedrático universitario de Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra, del que extraeré gran parte de lo que os expongo a continuación.

Los Estados plurinacionales se enfrentan a la cuestión de la acomodación de la diversidad nacional a sus instituciones y a los procesos de toma de decisiones, debiéndose implementar, de forma positiva, mediante la democracia consociativa y algunas formas de federalismo, por los cuales se canalizarían las demandas de estos grupos nacionales diversos. El federalismo sería una solución de carácter territorial, y que sería uno de los marcos más idóneos para la organización territorial de sociedades con un alto grado de complejidad social. Es un concepto, de carácter fundamentalmente normativo, que se refiere a la organización territorial de una colectividad política en la cual existen dos esferas de gobierno que combinan los principios de autogobierno y de gobierno compartido. La idea básica es que diferentes colectividades políticas se unan a través del establecimiento de un pacto.

Existen, según Requejo, cuatro tipos básicos de acuerdos de tipo federal: los estados regionales, las federaciones simétricas, las federaciones asimétricas y las confederaciones.

Los estados regionales serían aquellos que tienen un proceso de descentralización política, garantizado constitucionalmente, de un estado previamente unitario. La suma de las regiones objeto del proceso de descentralización no equivale a todo el territorio estatal, o sea, que se cede cierta parcela de poder, legislativo y ejecutivo (no el judicial), a una serie de regiones, las cuales tampoco no pueden disponer de recursos fiscales o tomar decisiones en el ámbito económico. Es el modelo de Italia, y, en cierta manera mejorado, del proceso autonómico español, al que podríamos calificar de estado regional con ciertas características federalizantes.

Las federaciones simétricas son aquellas en las que existe un doble nivel de gobierno, dotados de poderes legislativo, ejecutivo y judicial y con autonomía fiscal, un doble nivel federal y federado, en el cual existen mecanismos que canalizan la participación de los federados en los procesos de decisión de ámbito federal, a través de una segunda cámara de base territorial. Además, ante la posibilidad de conflictos de carácter competencial en el ámbito de las decisiones de ambos niveles de gobierno, se da la existencia de un árbitro institucional, un garante de que ni uno ni otro nivel invadirá en sus procesos de poder el ámbito de otro. En este caso, el pacto federal no puede ser reformado unilateralmente, así como existen mecanismos que facilitan y promueven la comunicación y la cooperación a nivel vertical entre los dos niveles, así como a nivel horizontal entre los federados. Estimula, además, la uniformidad, lo que hace difícil la consecución de la acomodación política de las minorías nacionales, porque buscan un reconocimiento de la plurinacionalidad y del autogobierno nacional. Éste sería el caso, por ejemplo, de los Estados Unidos.

Los acuerdos federales asimétricos son aquellos que, si bien la estructura institucional no se diferencia demasiado respecto a las federaciones de tipo simétrico, si que se diferencian sustancialmente en cuanto a las relaciones entre el nivel federal y los federados, y entre los federados, produciéndose asimetrías. Se basan en acuerdos asimétricos específicos, marcando la existencia de diferencias de hecho entre las subunidades, que hacen referencia a las diferencias de estatus o de autogobierno de cada parte federada. La garantía de disponer de un nivel de autogobierno es, por sí misma, un generador potencial de diversidad entre las subunidades federadas. Éste sería el caso de Canadá. También existen una serie de acuerdos asimétricos específicos, como los estados asociados o las federacias, que es la vinculación de un territorio generalmente pequeño a uno de más grande, respetando un alto grado de autogobierno en el primero a cambio de que éste tenga una influencia muy restringida en los asuntos del segundo. Sería el caso de Puerto Rico.

Las confederaciones se establecen a través de un pacto internacional entre estados independiente que deciden llevar a cabo algunos objetivos específicos de forma común. No constituyen un nuevo Estado. Las decisiones que se toman a nivel confederal sólo tienen un efecto indirecto sobre los ciudadanos de los Estados de la confederación. Los Estados miembros, además, siempre pueden salir del pacto confederal, si así lo deciden.

El federalismo plurinacional. Las federaciones uninacionales simétricas no parecen el marco más adecuado para conseguir una acomodación política de las democracias plurinacionales. Para ello, debe haber, por un lado, un reconocimiento constitucional y político explícito y satisfactorio del pluralismo nacional; por otro, el establecimiento de una serie de acuerdos federales (asimétricos o confederales) que permita un alto grado de autogobierno nacional a las naciones minoritarias de la federación; y finalmente, una regulación plurinacional del gobierno compartido de la federación y de los procesos de reforma constitucional, así como el establecimiento de órganos de cooperación entre la federación y los federados, y entre federados. También se regularía el establecimiento de una Cámara de representación territorial, donde se regularía también el derecho de veto, el establecimiento de instituciones judiciales donde el pluralismo nacional se vea representado, así como regular el derecho de secesión y de autodeterminación. Se debería también encontrar un sistema efectivo de federalismo fiscal, donde se respete el principio de cooperación, pero también el principio de ordinalidad. Pero la regulación de asimetrías federales no es garantía de acomodación de las asimetrías nacionales, pero a mi parecer, y aquí discrepo creo que es lo más cercano al estado propio: al regular escenarios diferentes para unos y otros, la asimetría asegura autogobierno suficiente y regula el establecimiento de unos principios de diferenciación respecto de las otras regiones a aquellos federados donde las minorías marquen una diferencia respecto del resto. Se establecerían mecanismos de cooperación y derechos propios, que reconocerían el pluralismo nacional, y se establecería un sistema arbitral que gestionara el buen funcionamiento del gobierno compartido y que evitara choques entre federación y federados, y entre federados, asuntos que se podrían gestionar también desde la Cámara de representación territorial.

Pero la historia de España no ha sido un escenario nunca favorable al establecimiento de experimentos federalistas. El estado autonómico es un modelo de Estado regional, con algunos elementos de carácter federalizante. Es un Estado con una gran descentralización, pero el artículo 2 de la Constitución marca el profundo carácter unitarista del sistema, al fundamentarse en la indisoluble unidad de la nación española, aún reconociendo y garantizando el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Las comunidades autónomas no son entidades constituyentes, hay órganos en los que la descentralización es poco clara, el poder judicial continua siendo una estructura centralizada, el Tribunal Constitucional está demasiado politizado y en su nombramiento y funcionamiento no intervienen las Comunidades, el Senado no es una cámara de verdadera representación territorial, no hay federalismo fiscal (aunque se reconoce para los territorios forales un concierto económico de características confederalizantes, que no es un modelo "exportable" a otras con mismas reivindicaciones históricas y económicas), no participan en los órganos europeos ni institucional ni políticamente, ni pueden participar de forma efectiva en ningún proceso de reforma constitucional. En otra entrada del blog, hablaremos del proceso autonómico español y sus fases.

Pero, ¿qué podría cambiar para adaptar el carácter plurinacional del Estado español a un federalismo que respete las asimetrías creadas por este carácter? Vamos a estudiar una serie de cambios que permitirían esta adaptación y así aclimatar las nacionalidades a un sistema federal.

  • En primer lugar, impulso del reconocimiento constitucional del carácter plurinacional del Estado, que pasaría por incluir el nombre de las entidades en la Constitución y reconocer de manera explícita a aquellas que deban tener reconocido su carácter diferencial respecto a las otras, reconociendo así la asimetría federal, estableciendo mecanismos de cooperación, solidaridad y subsidiariedad, pero también reconociendo un principio de ordinalidad establecido por esta asimetría. Debería estudiarse si, establecidos los criterios de adquisición de condición de entidad, se debería reducir el número de comunidades, actualmente 17 autonomías y 2 ciudades autónomas, si realmente son viables o sólo deben adquirir dicha condición aquellas que tienen un carácter diferencial.
  • Tras el impulso del reconocimiento de la plurinacionalidad, cada entidad debería establecer una carta propia de derechos y deberes, una verdadera Constitución de Estado federal.
  • Se regularían los caracteres simbólicos e identitarios y se procedería a su reconocimiento, tales como el uso preferente y el reconocimiento de las lenguas propias (uso preferente pero no único), el uso de los símbolos, como bandera, himno e instituciones propias, así como el reconocimiento de las selecciones deportivas propias (que podrían participar por sí mismas o delegar en una estatal, aún reconociendo la posible singularidad).
  • Establecimiento de una jerarquía protocolaria y de una serie de derechos, como la posibilidad de convocar referéndums y poder contar con derecho de veto en las instituciones estatales, poder actuar, de forma directa o delegada, en la acción exterior, sobre todo en todo aquello que compete a las instituciones europeas, así como poder contar con un poder judicial propio y un tribunal de casación que arbitre en los conflictos de competencias entre el Estado y las entidades federales. Se debe crear una Cámara de verdadera representación territorial (en principio, el Senado estaba llamado a ser esa cámara, al igual que también se estableció la Conferencia de Presidentes como órgano consultivo, y que también ha resultado un fracaso).
  • Establecer el gobierno compartido (las entidades federales son Estado) y ampliar las competencias objeto del autogobierno, estableciendo así una Administración única, que se encargará de gestionar tanto las competencias propias así como el gobierno compartido con el Estado.
  • Establecer los mecanismos de participación en las políticas de Estado que tengan incidencia en el territorio (mecanismos verticales de cooperación), así como permitir los acuerdos federales horizontales de coordinación, cooperación y gestión entre territorios (ahora están prohibidos por la Constitución).
  • Reforma del sistema de fiscalidad y de financiación territorial, siguiendo los principios de corresponsabilidad, ordinalidad, suficiencia y solidaridad. Establecimiento de una agencia tributaria propia o consorciada con el Estado, en la que se delegaría la gestión, recaudación e inspección de los tributos propios, cedidos total o parcialmente o consorciados. Establecimiento de pactos fiscales o un sistema de concierto, que asegure la financiación del territorio y la financiación del Estado, así como un sistema de cooperación o solidaridad interterritorial, que asegure la solidaridad con los territorios que no disponen de recursos suficientes. También se podrían establecer sistemas de corresponsabilidad en la gestión, recaudación e inspección de la Seguridad Social y de Trabajo.

Serían, estos y otros principios, los que servirían para crear un ámbito federalista, a los que, añadiendo el derecho a decidir, podrían acabar acomodando la realidad plurinacional de España. Se debe, pues, abrir el proceso para negociar para que todo esto sea posible. Probablemente requeriría de un proceso de reforma constitucional, complicado y demasiado rígido en nuestra Constitución. Pero negociando, todo es posible.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Alessandro Baricco: algunas aportaciones y una recomendación


"Arrivano da tutte le parti, i barbari. E un po' questo ci confonde, perché non riusciamo a tenere in pugno l'unità della faccenda, un'immagine coerente dell'invasione nella sua globalità. Ci si mette a discutere delle grandi librerie, dei fast-food, dei reality show, della politica in televisione, dei ragazzini che non leggono, e di un sacco di cose del genere, ma quello che riusciamo a fare è guardare dall'alto, e scorgere la figura che gli innumerevoli villaggi saccheggiati disegnano sulla superficie del mondo. Vediamo i saccheggi, ma non riusciamo a vedere l'invasione. E quindi a comprenderla.
Credetemi: è dall'alto, che bisognerebbe guardare.
È dall'alto che forse si può riconoscere la mutazione genética, cioè le mosse profonde che poi creano, in superficie, i guasti che conosciamo. Io cercherò di farlo probando a isolare alcune mosse che mi sembra siano comuni a molti degli atti barbarici che rileviamo in questi tempi. Mosse che alludono a una precisa logica, per quanto difficile da capire, e a una chiara strategia, per quanto inédita. Vorrei studiare i saccheggi non tanto per spiegare com'è andata e cosa si può fare per ritirarsi in piedi, quanto per arrivare a leggerci dentro il modo di pensare dei barbari. E vorrei studiare i mutanti con le branchie per vedere, riflessa in loro, l'acqua che sognano e che stanno cercando.
Partiamo da un'impressione assai diffusa, magari superficiale, ma legittima: ci sono oggi molti gesti, per anni appartenuti alle consuetudini più alte dell'umanità, che, lunghi dall'agonizzare, si moltiplicano con sorprendente vitalità: il problema è che in questo fertile rigenerarsi, sembrano smarrire il tratto più profondo che avevano, la ricchezza a cui erano in passato arrivati, forse perfino la loro più intima raggione d'essere. Si direbbe che vivano a prescindere dal loro senso: che avevano, e ben definito, ma che sembra essere diventato inutile. Una perdita di senso.
Non hanno anima, i mutanti. Non ce l'hanno i barbari. Così si dice. Così testimonia lo sceriffo di Cormac McCarthy, pensando al suo killer. 'Cosa si dice a uno che per sua stessa ammisione non ha l'anima?'
Vogliamo provare a studiare la faccenda più da vicino? Ho scelto tre ambiti particolari dove questo fenomeno sembra essersi manifestato negli ultimi anni: il vino, il calcio e i libri. Mi rendo conto che, sopratutto nei primi due casi, non ci troviamo di fronte a gesti nevralgici della nostra civiltà: ma appunto questo mi attrae: studiare i barbari nel loro saccheggio di villaggi periferici, non nel loro assalto alla capitale. È possibile che lì, dove la battaglia è più semplice, circonscritta, sia più facile intuire la strategia dell'invasione, e le mosse fondative della mutazione."

 

Alessandro Baricco nació en Turín en 1958, y vive en Roma. Escritor, apasionado de la música clásica y de la ópera lírica, autor de teatro e intérprete de textos teatrales, seguidor de los clásicos griegos y latinos, sus novelas y sus ensayos han sido traducidos en múltiples idiomas en todo el mundo. Hace pocos años, recibió una distinción por parte de la ciudad de Barcelona, siendo el pregonero de la Diada de Sant Jordi de 2008, y es un pensador respetado a nivel europeo y mundial.
El texto en italiano arriba reproducido forma parte de un ensayo titulado I Barbari. Saggio sulla mutazione (Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación. Ed. Anagrama 2008), que surge tras la publicación por entregas en el diario La Repubblica entre mayo y octubre de 2006, donde refleja su opinión sobre un fenómeno que ha observado en el mundo, percibido como un apocalipsis inminente y anunciado como con una voz de alarma, llegan los bárbaros, muestra los signos del saqueo, explorando entre varias temáticas, como el vino, el fútbol, los libros,… y concluye que no se trata de una invasión sino de una mutación, que hace distinguir entre civilización y barbarie. El conocimiento ya no surge de la experiencia, sino que surge del Google, de los buscadores de Internet. Ya no existe una élite de intelectualidad como había antes, o una élite de buenos viticultores, o futbolistas, o escritores, sino que todo depende de la fama y la comercialización. Todo es más interesante cuantas más visitas reciba en cualquier buscador de Internet. Todo el mundo se atreve a "fabricar un buen vino". El fútbol ha pasado de ser aquel deporte de fuerza y genialidad, más amateur, a un plano mucho más comercial y estandarizado, publicidad, publicidad, publicidad. Los libros se fabrican por docenas, sin saber si son de una determinada calidad. Hay quien publica un libro anual porque su casa editora se lo impone por contrato. No hay ya nada que no sea dominado por el mass-media ni por los criterios comerciales y de marketing, ni por Internet. Existen listas de los más vendidos, que hacen que hayan los superventas, cuando nadie sabe si te gustarán o no, solo son superventas porque han salido en un ranking. Esta es la barbarie. Esta es la mutación. Google y el marketing han acabado con la calidad. La calidad ha sido traslada a un lugar universal, donde todos podemos hacer de todo sin experiencia previa. De esto y mucho más, trata este ensayo, una buena reflexión sobre la actualidad, dominada por la tecnología y la mercantilización.

 

Además, os quiero recomendar una novela Seta (está traducida al castellano, Seda, Ed. Anagrama). En italiano, se ha publicado en algunas ediciones, una de ellas por Universale Economica Feltrinelli. Os recomiendo este breve relato, porque es realmente ligero como la seda, una narración que transpira ligereza, simplicidad, pero de una gran carga emocional dentro de esa ligereza. Trata sobre el amor, sobre la fascinación de un hombre con, para y por "sus mujeres". Al inicio, parece que la historia se desarrolla a partir del negocio de la seda, que lleva a Hervé Joncour a viajar a Japón para buscar gusanos de seda, y, allí, conoce a la mujer que lo "encanta", que lo fascina y que acaba por ser el motor de la historia, una historia de amor prohibido entre ellos, una relación de miradas, una intensa atracción, pero en realidad una historia de amor entre el protagonista y la "ragazza che non ha un taglio di occhi orientali e che ha il volto di una ragazzina", pero también con su mujer Helène. Relato bonito y que acaba de una forma sorprendente. Es como una bomita fábula. Os recomiendo su lectura.

La huevera: pájaros en la cabeza


 

Hoy os recomiendo que veáis las imágenes de una exposición, que durante esta semana del 14 al 21 de diciembre podéis ver en una sala habilitada en la calle de Sant Pere més Baix, 56, en el Casc Antic de Barcelona (muy cerca del Palau de la Música), y que está diseñada por unas artistas, una de ellas mi amiga Fátima, que trabajan sobre material reciclado, y que se denomina La Huevera. Pájaros en la Cabeza. Es una bonita exposición de móviles para colgar en el techo, realizados con total sencillez pero con gran maestría y arte, que combinados con la luz, dan un juego de sombras maravilloso. Se trata de pájaros hechos de papiroflexia, combinados con ramas de árboles de diversos tipos. Os enseño las imágenes (quizá no plasmen toda su belleza), para que os hagáis una idea.








 
 
 
 
 
 
 

 


Para terminar, esta bonita reflexión de Eduardo Galeano: “Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira”.

(un inciso: abrirán un blog para exponer para su venta móviles y otros juguetes del mismo tipo. Cuando me pasen la dirección web o del blog, os la vuelco en el blog, porque seguro que valdrá la pena. Os lo aseguro. Moitas grazas, a Fátima y su compañera, por estos objetos tan bonitos)

jueves, 13 de diciembre de 2012

Tolaba o el político corrupto más tonto de la historia

Hace un tiempo, se acuñó un término, toligo, que es un apócope de la frase "tonto del higo", para denominar a las personas de inteligencia reducida o tontos de extensión indeterminada. También podríamos decir lo mismo de "tonto del haba", apocopándolo como tolaba. Sea como sea, serían formas de denominar al mismo tipo de sujetos de poca sustancia gris en la cabeza, porque hacer o decir determinadas cosas es de verdaderos majaderos o tontorrones desustanciados. Éste es el caso de Santiago Cervera, ya exdiputado del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, elegido por la circunscripción de la Comunidad Foral de Navarra. Pues como se puede denominar a tal tremendo pardillo, que haciendo las cosas a sabiendas o no, se deja pillar tan fácilmente en la trampa. No vamos a abundar ahora, ya que lo haré en otra entrada de blog, porque la corrupción política es para escribir tomos coleccionables, y tampoco vamos a cargar tintas contra este colectivo, porque es evidente que también los hay honrados, probablemente la mayoría, pero están agazapados detrás de los constantes casos de choriceo que corren por las tierras de nuestro querido país. Pero aunque los pillos acaben siendo pillados, otros menos lúcidos se dejan pillar por tontos, o por tolabas de tamaña magnitud.

Voy a volcaros el artículo que Juan Carlos Escudier publicó en el blog del diario Público, titulado Cervera quiere demostrar que sólo es tonto del haba, en el cual ilustra el caso del pedazo de político que es.

Cervera quiere demostrar que sólo es tonto del haba


 

Como se sabe, en España tenemos dos clases de políticos: los honrados, capaces y entregados al bien general, que unen a todos estos atributos una férrea discreción, de ahí que pasen prácticamente desapercibidos al gran público; y los desahogados, frescos como algún pan de molde y herederos de esa gran tradición picaresca que se perpetúa con los siglos. A estos últimos se les suponía como poco ingenieros, ya fueran de caminos o fiscales. La realidad, no obstante, nos ha descubierto a un extraño biotipo de servidor público que, pudiendo encajar en los dos grupos antes citados, se caracteriza por ser tonto del higo, del bote y de baba, más tonto que Abundio o que Pichote, tonto de remate en definitiva.

En este último club ha pedido el ingreso el ya exdiputado del PP Santiago Cervera, y son tales sus merecimientos y aptitudes que va a haber que darle la presidencia o la tesorería de esa peña, dependiendo si lo suyo es de ser tonto hasta decir basta o si, siendo rematadamente tonto, su necedad era la de aquel capaz de llevarla a gala si le daba pan o un fajo de billetes dentro de un sobre oculto en la grieta de una muralla.

Ante Cervera se abre un dilema del género tonto, ya que su misión histórica consiste en demostrar que no es un golfo que va extorsionando al presidente de una Caja de Ahorros – una tarea que de momento es innoble – sino simplemente un idiota que de haber nacido en Coria lo tendría todo para ser el tonto más famoso del pueblo. En el PP se lo han quitado de en medio, temerosos de que el navarro les diera, como habrán adivinado, más guerra que un hijo tonto.

La estrafalaria historia del exdiputado merece un par de capítulos en una historia universal de la estulticia. Asegura haber recibido un anónimo – quien sabe si veneciano – con instrucciones precisas para recoger unos documentos que demostrarían que el banquero José Antonio Asiaín al que detesta es un corrupto. Simultáneamente, Asiaín denunció haber sido objeto de un intento de chantaje en el que se le pedían 25.000 euros de vellón para mantener en secreto que, a lo tonto, se lo llevaba crudo de la Caja Navarra facturando desde su bufete. Cual Perico de los Palotes disfrazado de Indiana Jones, Cervera siguió las indicaciones, llegó hasta la grieta convenida en la muralla – en contra, supuestamente de su idea inicial – y allí le pillaron con el carrito del helado un puñado de guardias civiles.

En resumen, el exdiputado puede ser simplemente tonto del culo o un corrupto imbécil, ya que a nadie con un par de luces se le ocurriría recoger el fruto de una extorsión a pecho descubierto. Todo su afán se centrará ahora en demostrar que exclusivamente es un tonto del haba y, si lo logra, quizás exija al PP que le presente a las próximas elecciones para que no perdamos a un idiota en el Congreso. ¿Para cuándo un monumento al asa del cubo?

Los boicots


 

He decidido que iré a ver La familia irreal. He decidido también que voy a ir a ver El juicio a una zorra en el Teatre Lliure. Parece una buena declaración de intenciones. Una muestra de apoyo a nuestra cultura, tan maltratada a nivel económico desde la subida del IVA a los espectáculos teatrales. Pero esto va más allá del apoyo a nuestra cultura. Nadie debe marcar aquello que queremos o no queremos ver. Nadie debe señalar a nadie por sus ideas. En todo caso, las personas tenemos nuestro propio raciocinio y no necesitamos a ningún "salvador" que nos indique que tenemos que ir a ver, ni que pensar,…, porque será cada uno de nosotros quien juzgará, si es conveniente, decidir lo que consideremos que es oportuno o no ver o seguir o pensar… ¿Por qué hago este planteamiento? El actor Toni Albà, que se ha hecho famoso, sobre todo, desde sus actuaciones en el programa Polònia de TV3, poniéndose en el papel de muchos personajes, el más logrado el Rey, y de la imitación de la cual ha salido una obra de teatro que se representa en Barcelona, La familia irreal, se ha permitido el lujo de recomendarnos a su antojo, que no debemos ir a ver la obra de teatro que próximamente estrenará Carmen Machi en el Teatre Lliure de Barcelona, El juicio a una zorra, no porque la obra no sea recomendable, sino por el hecho de que esta actriz, en su pleno derecho de libertad de expresión y de opinión, firmó el manifiesto federalista que los intelectuales y políticos españoles publicaron con ocasión de la campaña electoral de las elecciones catalanas, marcadas por el debate sobre la independencia de Catalunya. Su delito: no comulgar con sus ideas. Un boicot en toda regla. Algo inconcebible. ¿Cómo se puede llegar a ser tan intolerante y tan mezquino por su parte? Los boicots, o señalar que se debe o no se debe hacer es una acción totalmente reprobable. Algo que es de extremistas. Algo que nos acerca a la más absoluta intolerancia. Tan rancio y execrable comportamiento ya se vio desde el otro lado con el boicot al cava catalán u, otrora otros tiempos, lo de no comprar ni comerciar productos catalanes. Si fue algo que no nos gustó que se hiciera por parte de algunos, tampoco ahora debemos aprobar que se haga por los otros. Es un comportamiento totalmente extremista y que nos conduce a señalar a todo aquello que no nos gusta. ¿Qué pasará si un día somos independientes? ¿Señalarán a los que no pensamos lo mismo que, por ejemplo, el señor Albà? ¿Boicotearán los negocios de aquellos que no piensen igual? ¿Boicotearán los productos españoles? Me parece una barbaridad, propia de extremos muy graves y que espero que no tenga que comparar con ninguna otra circunstancia histórica análoga a estos hechos. Un atropello a la libertad de expresión y de opinión. Algo que no toleraríamos que sucediera si fuera el propio Albà el que fuera sometido a boicot por sus ideas. Algo que no toleraríamos si volvieran a ser boicoteados los productos catalanes, sólo por el hecho de serlo. Teniendo el máximo respeto por las ideas de cada uno, dejando su espacio de opinión, no debemos ni toleraremos estas actitudes extremas ni en un lado ni en otro. Los boicots no sirven más que para distanciar a las personas y no sirven para favorecer la convivencia entre las personas. Por eso, no dejaré de ver ni La familia irreal ni tampoco El juicio a una zorra. Siempre en el ejercicio de mi libertad de opinión y de expresión.