"Arrivano da tutte le parti, i barbari. E un po' questo ci confonde, perché non riusciamo a tenere in pugno l'unità della faccenda, un'immagine coerente dell'invasione nella sua globalità. Ci si mette a discutere delle grandi librerie, dei fast-food, dei reality show, della politica in televisione, dei ragazzini che non leggono, e di un sacco di cose del genere, ma quello che riusciamo a fare è guardare dall'alto, e scorgere la figura che gli innumerevoli villaggi saccheggiati disegnano sulla superficie del mondo. Vediamo i saccheggi, ma non riusciamo a vedere l'invasione. E quindi a comprenderla.
Credetemi: è dall'alto, che bisognerebbe guardare.
È dall'alto che forse si può riconoscere la mutazione genética, cioè le mosse profonde che poi creano, in superficie, i guasti che conosciamo. Io cercherò di farlo probando a isolare alcune mosse che mi sembra siano comuni a molti degli atti barbarici che rileviamo in questi tempi. Mosse che alludono a una precisa logica, per quanto difficile da capire, e a una chiara strategia, per quanto inédita. Vorrei studiare i saccheggi non tanto per spiegare com'è andata e cosa si può fare per ritirarsi in piedi, quanto per arrivare a leggerci dentro il modo di pensare dei barbari. E vorrei studiare i mutanti con le branchie per vedere, riflessa in loro, l'acqua che sognano e che stanno cercando.
Partiamo da un'impressione assai diffusa, magari superficiale, ma legittima: ci sono oggi molti gesti, per anni appartenuti alle consuetudini più alte dell'umanità, che, lunghi dall'agonizzare, si moltiplicano con sorprendente vitalità: il problema è che in questo fertile rigenerarsi, sembrano smarrire il tratto più profondo che avevano, la ricchezza a cui erano in passato arrivati, forse perfino la loro più intima raggione d'essere. Si direbbe che vivano a prescindere dal loro senso: che avevano, e ben definito, ma che sembra essere diventato inutile. Una perdita di senso.
Non hanno anima, i mutanti. Non ce l'hanno i barbari. Così si dice. Così testimonia lo sceriffo di Cormac McCarthy, pensando al suo killer. 'Cosa si dice a uno che per sua stessa ammisione non ha l'anima?'
Vogliamo provare a studiare la faccenda più da vicino? Ho scelto tre ambiti particolari dove questo fenomeno sembra essersi manifestato negli ultimi anni: il vino, il calcio e i libri. Mi rendo conto che, sopratutto nei primi due casi, non ci troviamo di fronte a gesti nevralgici della nostra civiltà: ma appunto questo mi attrae: studiare i barbari nel loro saccheggio di villaggi periferici, non nel loro assalto alla capitale. È possibile che lì, dove la battaglia è più semplice, circonscritta, sia più facile intuire la strategia dell'invasione, e le mosse fondative della mutazione."
Alessandro Baricco nació en Turín en 1958, y vive en Roma. Escritor, apasionado de la música clásica y de la ópera lírica, autor de teatro e intérprete de textos teatrales, seguidor de los clásicos griegos y latinos, sus novelas y sus ensayos han sido traducidos en múltiples idiomas en todo el mundo. Hace pocos años, recibió una distinción por parte de la ciudad de Barcelona, siendo el pregonero de la Diada de Sant Jordi de 2008, y es un pensador respetado a nivel europeo y mundial.
El texto en italiano arriba reproducido forma parte de un ensayo titulado I Barbari. Saggio sulla mutazione (Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación. Ed. Anagrama 2008), que surge tras la publicación por entregas en el diario La Repubblica entre mayo y octubre de 2006, donde refleja su opinión sobre un fenómeno que ha observado en el mundo, percibido como un apocalipsis inminente y anunciado como con una voz de alarma, llegan los bárbaros, muestra los signos del saqueo, explorando entre varias temáticas, como el vino, el fútbol, los libros,… y concluye que no se trata de una invasión sino de una mutación, que hace distinguir entre civilización y barbarie. El conocimiento ya no surge de la experiencia, sino que surge del Google, de los buscadores de Internet. Ya no existe una élite de intelectualidad como había antes, o una élite de buenos viticultores, o futbolistas, o escritores, sino que todo depende de la fama y la comercialización. Todo es más interesante cuantas más visitas reciba en cualquier buscador de Internet. Todo el mundo se atreve a "fabricar un buen vino". El fútbol ha pasado de ser aquel deporte de fuerza y genialidad, más amateur, a un plano mucho más comercial y estandarizado, publicidad, publicidad, publicidad. Los libros se fabrican por docenas, sin saber si son de una determinada calidad. Hay quien publica un libro anual porque su casa editora se lo impone por contrato. No hay ya nada que no sea dominado por el mass-media ni por los criterios comerciales y de marketing, ni por Internet. Existen listas de los más vendidos, que hacen que hayan los superventas, cuando nadie sabe si te gustarán o no, solo son superventas porque han salido en un ranking. Esta es la barbarie. Esta es la mutación. Google y el marketing han acabado con la calidad. La calidad ha sido traslada a un lugar universal, donde todos podemos hacer de todo sin experiencia previa. De esto y mucho más, trata este ensayo, una buena reflexión sobre la actualidad, dominada por la tecnología y la mercantilización.
Además, os quiero recomendar una novela Seta (está traducida al castellano, Seda, Ed. Anagrama). En italiano, se ha publicado en algunas ediciones, una de ellas por Universale Economica Feltrinelli. Os recomiendo este breve relato, porque es realmente ligero como la seda, una narración que transpira ligereza, simplicidad, pero de una gran carga emocional dentro de esa ligereza. Trata sobre el amor, sobre la fascinación de un hombre con, para y por "sus mujeres". Al inicio, parece que la historia se desarrolla a partir del negocio de la seda, que lleva a Hervé Joncour a viajar a Japón para buscar gusanos de seda, y, allí, conoce a la mujer que lo "encanta", que lo fascina y que acaba por ser el motor de la historia, una historia de amor prohibido entre ellos, una relación de miradas, una intensa atracción, pero en realidad una historia de amor entre el protagonista y la "ragazza che non ha un taglio di occhi orientali e che ha il volto di una ragazzina", pero también con su mujer Helène. Relato bonito y que acaba de una forma sorprendente. Es como una bomita fábula. Os recomiendo su lectura.
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