lunes, 1 de octubre de 2012

Stefano Benni: Bar Sport

 

 
 
 
La Luisona
 


    Al bar Sport non si mangia quasi mai. C'è una bacheca con delle paste, ma è puramente coreografica. Sono paste ornamentali, spesso veri e propri pezzi d'artigianato. Sono lì da anni, tanto che i clienti abituali, ormai, le conoscono una per una. Entrando dicono: "La meringa è un po'sciupata, oggi. Sarà il caldo". Oppure: "È ora di dar la polvere al krapfen". Solo, qualche volta, il cliente occasionale osa avvicinarsi al sacrario. Una volta, ad esempio, entrò un rappresentante di Milano. Aprì la bacheca e si mise in bocca una pastona bianca e nera, con sopra una spruzzata di quella bellissima granella in duralluminio che sola contraddistingue la pasta veramente cattiva. Subito nel bar si sparse la voce: "Hanno mangiato la Luisona!". La Luisona era la decana delle paste, e si trovava nella bacheca dal 1959. Guardando il colore della sua crema i vecchi riuscivano a trarre la previsione del tempo. La sua scomparsa fu un colpo durissimo per tutti. Il rappresentante fu invitato a uscire nel generale disprezzo. Nessuno lo toccò, perchéil suo gesto malvagio conteneva già in sé la più tremenda delle punizioni. Infatti fu trovato appena un'ora dopo, nella toilette di un autogrill di Modena, in preda ad atroci dolori. La Luisona si era vendicata.
 
     La particolarità di queste paste è infatti la non facile digeribilità. Quando la pasta viene ingerita, per prima cosa la granella buca l'esofago. Poi, quando la pasta arriva al fegato, questo la analizza e rinuncia, spostandosi di un colpo a sinistra e lasciandola passare. La pasta, ancora intera, percorre l'intestino e cade a terra intatta dopo pochi secondi. Se il barista non ha visto niente, potete anche rimetterla nella bacheca e andarvene.
 
 
    Este es el primer capítulo, o el primer relato de este libro del escritor italiano Stefano Benni (Bolonia, 1947). En qué pueblo o ciudad no existe un Bar Sport o un Bar Deportes, donde se reúnen todo tipo de personajes o donde se disputan todo tipo de competiciones, juegos, discusiones o anécdotas. Este libro es una serie de relatos sobre ello, eso sí, llevados al máximo del humor y la sátira por parte del autor. Benni es experto en relatos donde abunda la sátira y el humor sarcástico, en la que construye todo tipo de situaciones llevadas al extremo, incluso de lo imaginario, mezclados con un excelente empleo del léxico, que hace de sus relatos un verdadero aprendizaje del italiano de forma acelerada, para aquellos que estamos aprendiendo este idioma. Narraciones breves pero intensas, con una caracterización de personajes y situaciones totalmente rayando, en ocasiones, el absurdo. Desde la hilarante perspectiva histórica de la introducción, a los relatos de descripción de personajes, de historias o de situaciones, como la Luisona, la descripción de los diferentes juegos o competiciones que se pueden jugar en el bar, los personajes como los que hablan por teléfono o el viejo siempre sentado que ve la televisión, o el del entendido en todo, o el playboy, o el sabelotodo en fútbol y otros deportes, el niño del helado, el barbero o el Pepe Gotera de turno, que repara desde un grifo o hace un remiendo..., hasta relatos que se desarrollan alrededor de personajes de bar, como el del camarero Cenerutolo (versión de Cenicienta en versión barista), el ciclista Pozzi, el futbolista Piva o el cine Sagittario, una noche de verano o las diferencias entre un restaurante rustico y uno de lujo, de las partidas con premio de billar o del hongo Uri Geller, los pescadores o las historias de la mili,...
 
   Por tanto, una conjunto de relatos que, si queréis reír un rato, aparte de aprender un montón de léxico italiano, no os debéis perder. Está publicado por Universale Economica Feltrinelli.

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