Camiño do Sueste – Vía da Prata. De Verín a
Santiago de Compostela
El descubrimiento del sepulcro
del apóstol Santiago el Mayor, a principios del siglo IX, generó pronto una
multitudinaria corriente de peregrinación hacia su emplazamiento, en lo que hoy
es la ciudad gallega de Santiago de Compostela. Esta afluencia acabó formando,
desde los más diversos puntos de Europa, una densa red de itinerarios conocida,
en su conjunto, como el Camino de Santiago, o Ruta Jacobea.
Desde la segunda mitad del siglo
XX el Camino de Santiago vive un nuevo renacer internacional que combina su
tradicional acervo espiritual y socio-cultural con su poder de atracción
turística y como renovado lugar de encuentro abierto a todo tipo de gentes y
culturas.
Bien, estas primeras palabras de
mi relato provienen del folleto turístico que la Xunta de Galicia edita para
informar sobre el Camino de Santiago. Sobre el que yo voy a hacer, el Camino
del Sudeste-Vía de la Plata dice que es por el que se dirigían a Santiago los
peregrinos que, desde el sur y centro de la península, seguían la popular Vía
de la Plata, por este ramal que pasa por tierras orensanas, llamado Camino
Mozárabe o Camino Sanabrés, que en Verín se junta con el Camino Portugués de
Interior. Este ramal se divide, a su vez, en dos ramales, la Verea Real, que
pasa por Laza y Xunqueira de Ambia, y el ramal que voy a hacer yo en estos
días, por Xinzo de Limia y Allariz, que después se unen antes de llegar a
Ourense.
Pero, ¿por qué la gente hace el camino?.
¿Por qué yo voy a hacer el camino? ¿Qué tiene el camino que atrae, año a año, a
tanta gente de tan diversa procedencia y condición? El camino tiene algo de
misterioso, de espiritual, de religioso, un atractivo iniciático, de
resistencia o, simplemente, un atractivo turístico. Yo creo que hay una gran
parte que lo toma como unas vacaciones, como una ruta turístico-cultural. No
está mal, quizá yo también voy un poco a ello. Pero se ha perdido mucho ese
espíritu del peregrino real, el peregrino que hace el Camino por convicción,
porque tiene para él un sentido espiritual, o de meditación, o religioso. Ahí
también radica parte de mi “Camino de Santiago”. Necesitaba unos días para
poder meditar sobre muchas cosas y, para mí, significaba algo más trascendental.
Por eso, quizá, escogí este camino mucho menos transitado y más duro que el
Camino Francés, que en esta época es como meterse en Barcelona en la Ramblas.
La verdad es que necesito encontrarme conmigo mismo y aclarar muchas dudas que
tengo sobre muchas cosas. Estos últimos tiempos han sido un poco duros para mí
y me han hecho reflexionar sobre muchas cosas de la vida que debo poner en
orden: la soledad, la claredad de ideas y de cosas sobre la vida y sobre mi
vida.
Domingo, 22 de julio de 2012.
Parto de Barcelona, dirección Verín, en el autocar, mochila y vara en el
maletero, preparado para iniciar una ruta hacia Santiago, que se me antoja
dura. Voy pensando en muchas cosas, sobre todo en lo duro que ha sido el último
año, sobre todo, con la muerte de mis tíos y todo lo que lo ha rodeado. Se ha
hecho de noche, la carretera se hace larga hacia Galicia, la oscuridad se
abate, espero dormir… Dejo de escribir.
Día 1: De Verín a Xinzo de Limia (unos 38 kms.)
Lunes, 23 de julio de 2012. 09.35
horas. Después de una noche de dormir poco, que ha sido larga y dura, llego a
Verín. Sólo bajar del autocar, decidí buscar el albergue de peregrinos, donde
también está la Oficina de Turismo, que aquí le llaman la Casa do Asistente.
Después de esta noche dura en autocar, decidí ponerme a caminar. Craso error.
En la Casa do Asistente, me dieron información sobre el camino, me sellaron la
credencial, conforme iniciaba allí el camino, y sin pensar en el calor que
pasaría después, inicié mi andadura por tierras gallegas.
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Verín - Casa do Asistente
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Albergue de peregrinos en Monterrei |
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Torre del Homenaje en Monterrei |
Subí por unas escaleras, y luego por una
subida suave pero prolongada, camino del Castillo de Monterrei. Sin enterarme,
cambié de concello y entré en el de Monterrei, llegando al castillo, que
también tiene albergue de peregrinos. El emplazamiento del castillo es único,
dominando todo el valle de Verín. Después de una breve visita, busqué para
sellar la credencial, pero el albergue estaba cerrado, así que el conserje del
castillo me informó de que la credencial me la sellarían en el Parador, donde
me dirigí. Seguidamente, empecé a andar.
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Castillo de Monterrei
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Cruceiro en Monterrei |
Cogí la carretera que lleva de Verín al
Parador, y tras bordear Pazos y la bodega de Roberto Verino, Gárgalo, llegué a
la N-525 (al lado del supermercado Día), y bajo un sol de justicia, seguí la
carretera hasta llegar a Albarellos, donde me encontré los primeros indicios
del Camino, pues antes apenas habían ni indicaciones, ni hitos ni nada. Paré a
tomar algo, pues la sed era acuciante, y vi que eran las fiestas del pueblo,
dedicadas a Santiago Apóstol. Siguiendo ya los hitos, flechas y conchas, tras
pasar la carretera N-525, encontré un hito que me indicaba que me quedaban
180,458 kms. para Santiago (todo un alivio), y seguí camino hacia Infesta, una
pequeña aldea de casas desperdigadas. Primeramente entre viñedos,
posteriormente entre la arboleda, llegué al centro de la aldea, que dispone de
una buena fuente de agua fresca. Rellené las botellas, pero la subida a
Rebordondo fue dura y asfixiante y pronto desapareció el agua que llevaba. Por
caminos sin vegetación, montes pelados parece que por algún incendio forestal, y de pendiente dura y prolongada, crucé la
N-525, me metí en la carretera de Cualedro, y posteriormente por la carretera
vieja, y en la misma entrada de Rebordondo, casi como un oasis, surgió una
maravillosa fuente, donde me refresqué cabeza, cuerpo y gaznate, pensando que
pronto iba a comer.
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Fuente de Rebordondo |
Craso error. Tras pasar Rebordondo, y sin rastro de sitio
para comer, y tras pasar un puente sobre la autovía, llegué a Penaverde, donde tampoco había para comer.
Me metí por el camino indicado, por entre la vegetación, y tras ver de lejos la
aldea de As Estivadas, pasé por un puente sobre la autovía y, en breve, llegué
a Viladerrei (sobre las 16.30 horas), donde comí un bocadillo en el Restaurante
César. ¿Dónde va a dormir hoy?, preguntó la dueña. Cuando le dije que en Xinzo,
me dijo “a 12”. Pero fueron los 12 kms. más interminables que he hecho nunca.
Siguiendo la N-525, y tras pasar una gasolinera, se entra en Trasmirás, donde
una vez pasado el pueblo, entré en una recta de camino de tierra interminable,
que parecía de una de esas películas norteamericanas que pasas por ellas, y
sólo hay secarral y como vapor que sale del suelo, eso sí, rodeado de patatales
y maizales en riego por aspersión, y sin sombra para descansar, bajo un sol de
justicia y unos 38 grados de temperatura. Tras ladear Lobaces, pasar de nuevo
bajo la autovía, un hombre que me vio muy apurado de calor y sed, me ofreció
agua de su pozo para refrescarme y rellenar las botellas de agua, cosa que me
animó a continuar, pues en ese momento mis ánimos eran muy bajos. Seguí camino,
y tras pasar por enésima vez cruzando la
N-525 y por debajo de la autovía, llegué a Boado, donde cometí el error de
preguntar a la gente cuánto faltaba para Xinzo de Limia. Todos decían a un Km.
Mentira, o media verdad. La gente aquí está acostumbrada a ir en coche a todas
partes, y todo les parece que está a un km., pero fue el km. más interminable
de mi vida. Entré en Xinzo por la avenida que rodea el río Limia, una preciosa
alameda, y llegué al Hotel Orly, donde me hospedo esta noche.
Día 2: de Xinzo de Limia a Allariz
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Iglesia de San Bieito en Allariz |
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Iglesia de Santiago Apóstol en Allariz |
Martes, 24 de julio de 2012. Ya
con las primeras ampollas causadas por el calor del día anterior, y con un poco
de dolor en los hombros, por la carga que llevo (otro craso error), sigo las
indicaciones, y salgo de Xinzo de Limia por la carretera que lleva a Celanova,
rodeado de unos frondosos plataneros. Tras unos kms. de carretera, no muy bien
indicados, por cierto, paso por Vilariño das Poldras, desvié hacia Couso de
Limia, donde llené las botellas de agua, y casi, sin solución de continuidad,
se llega a Sandiás, capital de concello, donde hay el primer albergue, después
de Verín y Monterrei. Estaba cerrado. No he podido sellar la credencial. He
tomado algo y he ido hasta su iglesia, que, al parecer es bonita, dedicada a
Santo Estevo, pero estaba cerrada (como la mayoría, por no decir todas, de las
iglesias). Y después, carretera, mucha carretera, la N-525, viendo una torre defensiva,
pasando por la zona de servicios de Noraino, hasta llegar a Piñeira de Arcos,
donde las indicaciones mandan desviarse hacia Coedo. Es carretera y camino combinados,
con grandes arboledas, que dan sombra muy buena. La tranquilidad es absoluta,
el silencio roto sólo por los trinos de los pájaros. Es hasta ídilico. Aunque
la guía dice que se pasa por Outeiro y Paradiñas, la verdad es que se pasa por
Torneiros, tras el cual, se llega a una estrada, desde la que se coge un camino
arbolado precioso y tranquilo, que te lleva hasta San Salvador dos Penedos, una
pequeña aldea de casas muy bien conservadas, en un entorno de vistas preciosas,
rodeado de montaña, llena de carballos (robles). Desde aquí, se coge el camino
que te lleva a Paicordeiro, ya en las afueras de Allariz, donde al llegar,
busqué alojamiento en el Hostal Alarico, y por la tarde, no sin pasar un calor
tremendo, me dediqué a visitar Allariz, que es una población destacada por sus
maravillosa belleza, con iglesias, como la de Santiago, San Bieito, San Fiz o
el monasterio de Santa Clara, el castillo, sus leyendas, como la de Xan de
Arzúa, o su playa fluvial, a la que no fui (desgraciadamente), además de otros
atractivos turísticos más. Hoy duermo aquí.
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Convento de Santa Clara en Allariz
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Día 3: de Allariz a Ourense. 25 kms.
aproximadamente
Miércoles, 25 de julio de 2012,
día del Apóstol Santiago, día da nación galega, patrón de España.
Salgo de Allariz, pasando otra
vez por sus más que cuidadas calles enlosadas, paso el puente sobre el río
Arnoia. La verdad es que las indicaciones para salir son escasas y confusas. Me
guio por las indicaciones que saqué de Internet (y un poco por mi intuición de
geógrafo), y pasé las últimas casas de Allariz y la zona de A Frieria, y casi
sin indicaciones, llego a la N-525, que atravieso, para coger la carretera de
Santa Mariña, donde ya empiezan a aparecer conchas, flechas e hitos. Atravesé
el Polígono industrial, y tras pasar por debajo de la autovía, llegue a Roiriz,
donde se sale de la carretera. Casi sin indicación, te remite a un camino
rural, rodeado de helechos y carballos, y prácticamente sin saber si me había
perdido (tenía muy serias dudas de ello), llegue hasta Os Espiñeiros, donde,
tras beber un poco de agua, un señor me indica por donde debo seguir, y
empiezan de nuevo a aparecer señales. Camino rural de nuevo hasta Turzás, que
atravieso y luego otra vez estrada hasta llegar a un cruceiro, donde me indica
que debo salir de la carretera, para llegar a A Vila, pequeña aldea cercana a
Santa Mariña das Augasantas, donde aprovecho para descansar, entrar en el
Santuario, tomar un refresco y repostar agua en la fuente de la Santa.
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Santa Mariña das Augasantas
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Fonte da Santa |
Después
seguí camino por Armeá, acompañado de un perro que me seguía a todas partes.
Cuidado con seguir ciertas indicaciones de color amarillo, que coinciden con
las del Camino, porque son de Turismo de Allariz, para visitar el castro de
Armeá y el Forno da Santa.
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Castro de Armeá |
Es un rodeo tremendo, tras el cual llegas al mismo
punto de salida. Yo lo hice y perdí media hora. Recuperé el camino y, tras
cruzarme con un ciervo, del que no me dio tiempo de echarle una foto, llegué a
Abeledo, donde te obligan a tomar un desvío provisional causado por las obras
del AVE, que atravieso. Cojo la carretera, y llego a As Pereiras, donde
aproveche para tomar algo en el bar Descanso, y donde, por cierto, se juntan
los dos caminos, el de Xinzo y Allariz con el de Laza y Xunqueira. Por cierto,
un inciso, hasta el momento no me he cruzado con un solo peregrino. Espero que
en Ourense cambie la situación. Tras pasar bajo la vía del tren, paso por A
Castellana, para llegar al Polígono Industrial de San Cibrao das Viñas, donde
hay un área de descanso, donde, por cierto, me cruzo con un ciclista peregrino
(el primerooooo). Atravieso el polígono, sin sombra, con un sol de justicia y
40 grados de temperatura, y llego a Reboredo-Ponte Noalla, donde me paro a
comer y, sobre todo, beber. Después de comer, salgo hacia O Cumial, donde,
siguiendo las indicaciones, paso por un camino, que me lleva a atravesar la
carretera, luego, de una forma peligrosa, a mi parecer, por encima de las vías
del tren, y paso por Seixalbo, donde bebo un poco de agua. Parece que se nubla.
Va a haber tormenta. El camino a Ourense parece interminable. Paso sobre las
vías, y llego a Ourense, donde reposto agua, llego al albergue de peregrinos
(por cierto, se pone a llover), me sellan la credencial, pero no me quedo a
dormir (a pesar de la bronca que me llevo de una peregrina que empieza camino
allí) y me voy al centro a buscar hotel, el Irixo. Me ha sabido mal no
quedarme, pero quería comodidad y descanso, aunque mañana me voy a encontrar
con ellos. He ido a dar una vuelta por el centro, he tomado algo, y después de
cenar, y tras el diluvio, he ido a tomar un baño en la terma de As Burgas. Ha
sido muy relajante. Conclusión hasta ahora: la soledad es mala compañera. A
veces, es mejor estar solo. Pero he llegado a la conclusión de que en el nuevo
ejercicio que entra, debo acabar con esta situación. No sé cómo, pero lo
intentaré. He comprobado que tengo resistencia, a pesar del calor y la soledad.
Mañana, otros 25 kms. hasta San Cristovo de Cea.
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Praza Maior en Ourense
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Día 4: de Ourense a San Cristovo de Cea. 25 kms.
aproximadamente.
Jueves, 26 de julio de 2012. Salí
del hotel un poco antes de las ocho de la mañana, y empecé a andar, buscando la
salida de Ourense por la avenida de Santiago. De hecho, me he equivocado de
camino, pues debía salir por el puente romano, y he cruzado el río Miño por
otro puente.
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Puente romano y río Miño a su paso por Ourense
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Al final, he encontrado la avenida que, por cierto, parece
interminable. Eso sí, hoy la temperatura es más fresquita, después de la
tormenta de ayer, y, de hecho, amenaza lluvia. A la altura de la gasolinera
Velasco, como decían los apuntes de Internet, se coge el Camino Real, con
cuestas un poco empinadas y prolongadas. Hay néboa o brétema (niebla en galego,
que bonita palabra brétema, me gusta…) y, de vez en cuando, gotitas de lluvia,
que me he tenido que poner el chubasquero. He pasado por Cudeiro (no sé si el
chino o no, ja ja ja…), he pasado por Sartédigos, pasando entre casas aisladas,
chalés con perro (que fastidio, los perros, aún no lo había dicho), un señor
con cabras pastando… Hoy, por fin, me he cruzado con varios peregrinos (la
chica de Coruña con un chico alemán, con María y Paco de Ourense, con Elena, la
chica canaria…) Después de atravesar varias carreteras, pasando por caminos
rodeados de árboles variados, sobre todo carballos, en plena naturaleza, y
además con buen tiempo para caminar (sin calor ni sol). Al final de un camino
de tierra, llego a un polígono industrial, y tras pasar la N-525 (esa carretera
que no me va a abandonar hasta Santiago, creo), bordeo la localidad de
Tamallancos. Después, llego a Bouzas, donde paro a desayunar (ahí me enteré que
a Ruiz Mateos, dice él, que el Estado le debe varios billones de euros, ja ja
ja…) Paso por Sobreira, y después el camino regala uno de esos tramos arbolados
y preciosos, rematado por un precioso puente de piedra con un río de aguas
frescas y una aldea de casas en ruina, pero que aún mantiene ese poso de
belleza que tienen los paisajes por estas tierras gallegas.
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Puente romano camino de Cea |
Aquí me encontré de
nuevo a María y Paco, padre e hija, que han empezado hoy el camino desde
Ourense. Después, pasé por Faramontaos, rodeado de campos de pastizal, con
vacas pastando a lado y lado. Me acordé de Merche. Oigo los coches que pasan
por la carretera. La nacional no debe estar lejos. Paso por Viduedo, rodeando
la nacional por un lado, y hago los últimos kms. hasta Cea, acompañado por
Elena. Llegamos a Cea, donde nos hemos hospedado en el albergue. Me voy a
comer, y me encuentro con Paco y María en el albergue, que continuaban hasta
Oseira. Les he hecho una foto y les he deseado buen camino. He ido a cenar con
Elena, no a la pulpería, sino a otro sitio que nos han servido muy bien,
Pintalouro, o algo así. He pasado un buen rato con ella. Nos hemos divertido
contando cosas y anécdotas varias. Se ha puesto a llover fuerte, y a Elena le
ha dado una paranoia bastante fuerte con la tormenta, y hemos tenido que ir
corriendo hasta el albergue, donde llegamos mojados hasta arriba. Nos
encontramos de nuevo a la chica que me pegó la bronca ayer por ir al hotel. Hoy
ha cerrado las luces antes de las diez. Elena dice que parece la monja alférez,
ja ja ja… Hasta mañana…
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Torre del Reloj en Cea |
Día 5: De San Cristovo de Cea a Laxe (parroquia
de Bendoiro – Lalín), por Oseira y Castro Dozón
- 35 kms. aproximadamente
Viernes, 27 de julio de 2012. Parto de Cea a las 07.30
horas. Tras pasar por la plaza con su torre del reloj, subo por el campo de
fútbol. Voy yo solo. Los que van a pie ya han salido todos del albergue. Sólo
quedan los ciclistas sevillanos. Me meto por el camino indicado, un camino
rural a ratos bastante embarrado, rodeado de bloques de piedra y de carballos,
muy precioso. Hay una ligera neblina, pero parece que hoy el día se va a
levantar bueno, con sol, pero con buena temperatura (eso espero…). Se llega hasta
Silvaboa, donde se recupera el camino asfaltado. Se pasa por Pielas, y sigo la
carretera hasta el conjunto monumental de Oseira, donde paro a desayunar.
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Monasterio de Oseira |
La
verdad, me hubiera gustado pararme a visitar el monasterio, pero me pareció que
perdería mucho tiempo. Allí fue donde vi por última vez a Elena y a la familia
que caminaba en conjunto, ya que a Elena la perdí en la subida que había
después de Oseira. Fui pasando por los diversos caminos que el itinerario te
ofrece, pasando por Carballediña, por un camino estrecho, por el que sólo cabía
una persona, con final en un arroyo de aguas frescas. Luego Outeiro de Coirás,
salteando entre caminos de asfalto y caminos rurales. Después, llego a A Gouxa,
donde parece que se entra en la provincia de Pontevedra, paso por caminos que
parecen las corredoiras de vacas que se encuentran en el camino francés, y
llego a Bidueiros, donde recupero la N-525, bordeando la autovía, llegando a
Castro de Dozón, donde paro a tomar algo, y donde, en principio, se acababa la
etapa de hoy. Pero está todo tan mal indicado, pues parece ser que el albergue,
es un edificio provisional, que siguiendo las indicaciones, me llevan al
tanatorio (¿albergue definitivo?), y tras continuar buscando, llego a una
especie de polígono industrial, donde tomo la decisión de continuar hasta el
albergue de Laxe. Se continua por la N-525 hasta el alto de Santo Domingo,
donde decido parar a comer en la Parrillada Alonso, donde me dicen que para
Laxe me faltan unos 10 o 12 kms. O sea, que unas cuatro horas más (uffff).
Salgo de la carretera, y me interno en el concello de Lalín, que parece ser que
es uno de los más grandes de Galicia. Paso por Puxallos, donde, por cierto,
encuentro la última fuente antes de llegar al destino de hoy (ufff, que sed voy
a pasar hoy…). Entre caminos de asfalto, caminos rurales, vistas a los
viaductos de la carretera, de la autovía, del tren, por los que paso varias
veces por encima, por caminos a veces no debidamente señalizados, paso por
Pontenoufe, por A Xesta, el barrio de la estación de Lalín, donde
posteriormente me encontré con Isabel, la chica que me metió la bronca en
Ourense, con la que voy a hacer los últimos kms. hasta Laxe. Me ofreció parte
de su agua, y yo después hice lo propio. Pasamos por Botos, por Donsión, y tras
pasar por al lado de la autopista, y tras cruzar de nuevo la N-525, entramos en
Laxe, donde hay el albergue. Al llegar a éste, y tras oír a la encargada,
descubrí que Isabel, que me había acompañado hasta ahora, era la hija de Don
Manuel Fraga Iribarne. Realmente tiene un parecido increíble, hasta en la forma
de hablar. Después de dejar mis cosas, descubrí que en el albergue estaban Paco
y María, el padre y la hija de Ourense, con los que me fui a cenar y con los
que mañana vamos a intentar hacer el mismo trazado. En la cena, conozco a las
chicas de Santa Pola, que me hablan en un valenciano perfecto (después conozco
a la sargento que va con ellas, y que amarga la vida al pobre Paco) y a las
chicas vascas, con las que compartiremos mañana, parece ser, parte del camino.
Día 6: De Laxe a Outeiro (concello de Vedrá) 35
kms. aproximadamente
Sábado, 28 de julio de 2012. Tal
como habíamos quedado con Paco y María, me levanté a las 06.30 horas, para
salir antes de que el sol amanezca. Vamos con las chicas vascas, pero en la
salida coincidimos con las chicas de Santa Pola. Paco reza para que no sigan
nuestros pasos, para no aguantar a la sargento de hierro. La más simpática de
ellas me da unas tiritas especiales para mis ampollas. Salimos del albergue que
aún es de noche, casi amaneciendo. El día se levanta nuboso, no hace sol, y la temperatura no es muy elevada.
Se está bien. Recorremos parte del camino por la N-525. Llegamos a Vilasoa,
seguimos por Prado, luego por la aldea de Borralla, junto a una cooperativa de
lácteos. Seguimos por un camino que lleva al puente medieval de Taboada, sobre
el río Deza, donde nos hacemos un foto de grupo. Luego, por un camino de piedra
enlosada, se llega a Taboada, y después de varios senderos, llegamos a
Transfontao. Se sigue por un camino enlosado hasta llegar a Silleda, capital de
otro de los concejos más grandes de Galicia. Fuimos al cajero y paramos a
desayunar. Después, seguimos hacia la salida de Silleda, donde, por cierto, uno
de los hitos del camino estaba escondido tras una valla publicitaria (como para
perderse), y luego, vamos combinando trozos de carretera y trozos de camino
rural, hasta llegar a San Fiz, donde se coge un sendero arbolado. La verdad,
íbamos hablando muy intensamente entre nosotros (yo estuve hablando un buen
rato con Mireya, una de las chicas vascas), hasta que, previamente a llegar a
Bandeira, había una indicación hacia el cámping de Medelo, donde estaba
radicado el albergue de Bandeira, donde se quedaban las chicas vascas. Ahí nos
separamos (de momento) y nos dimos los correos electrónicos. Nos despedimos de
ellas, pero al llegar a Bandeira, nos las encontramos de nuevo. Buscamos la
casa de cultura, donde nos dicen que podemos encontrar al hospitalero, pero
está cerrado. Se le llama por teléfono, y al fin, si nos separamos. Tras
descansar un rato, María, Paco y yo decidimos continuar hacia Outeiro. Pasamos por varias aldeas del concello de
Silleda, hasta llegar a Dornelas, donde descansamos un rato antes de continuar
junto a su iglesia. Comimos unos frutos secos y unas ciruelas, bebimos agua en
su fuente, y continuamos camino, por senderos y caminos rodeados de pinos,
eucaliptos y tojos. Llegamos a O Seixo, donde paramos a comer. Comí, por
cierto, empanada gallega, que estaba muy buena. El señor dice que falta muy
poco para Ponte Ulla. Como siempre, parece un engaño, pues parece que no se
llega nunca. Tras pasar por Castro, y hacer una serie de subidas y bajadas
prolongadas y fuertes, sobre todo, hasta llegar a Ponte Ulla, primera población
de la provincia de A Coruña. Atravesamos
el puente sobre el río Ulla, y tras pasar por debajo de la N-525, atravesarla
posteriormente, ir ladeándola a ratos, se desvía varias veces hasta alcanzar
primero una pista asfaltada, luego una pista forestal, todo de subida y
totalmente interminable. Al final de toda la pista, encontramos a un abuelo
peregrino dibujante, y tras unos metros, llegamos al albergue de Outeiro, que,
a sorpresa nuestra, estaba prácticamente lleno, después de hacer todo el camino
sin prácticamente encontrar a nadie. ¿Dónde estaba todo este personal? Un
misterio. Nos encontramos a la chica de Coruña y al alemán, y conocemos en la
cena, que preparaba la hospitalera, a una pareja de andaluces y una amiga.
Después de una animada cena, nos disponemos a dormir, ya que mañana llegamos a
Santiago, para llegar o intentar llegar a la misa del Botafumeiro.
Día 7: de Outeiro (concello de Vedrá) a Santiago
de Compostela. 16 kms. aproximadamente.
Domingo, 29 de julio de 2012. Me
levanto a las 06.00 horas de la mañana, tal y como habíamos quedado con María y
Paco. No sé que ocurre, pero Paco parece que no se encuentra bien. Parece como
mareado, está muy pálido y nos preocupa un poco, a María, a mí e incluso a
otros de los peregrinos que están por el albergue. Finalmente reacciona, se
arma de valor, y salimos hacia Santiago, con la intención de llegar a la misa
del Botafumeiro. Paco se nos va adelantando. Parece que, poco a poco, va
reaccionando bien, y se pone como reto llegar a Santiago. Yo no sé si llegaré,
porque hoy me duelen las ampollas, la espalda y hasta me siento como pesado.
Pero sólo por las ganas que le ponían María y Paco, valía la pena intentarlo.
Empezamos a pasar por un camino rodeado de árboles. Hace buen día, incluso un
poco de calor. Pasamos Ardarís y en Lestedo, sale una serie de peregrinos
jóvenes, de los cuales hago reseña, pues había uno de los monitores que llevaba
una mochila pequeñísima, de niño pequeño, de aquellas de Mickey Mouse.
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Y éste, ¿qué mochila lleva? |
Pasamos
por Boqueixón, y a ratos, Paco y María se me escapan, pero luego me esperan en
algún lugar. A mí me sabe mal, porque ellos irían más rápidos, pero por otra
parte, me alegro, pues así no llego solo a Santiago. De lejos ya se ven las
puntas de las torres de la Catedral. Vamos pasando pequeñas aldeas de casas con
jardines y emparrados con uvas a punto de madurar, Deseiro, Sergude, A Gándara….
Tras pasar y cruzar varias carreteras, entre ellas la siempre acompañante en
este camino N-525, llegamos a A Susana. Ya va quedando menos para Santiago.
Pasamos por Cañoteira de Marrozos, Vixoi, Piñeiro (donde paramos a desayunar) y
llegamos a Angrois, tras atravesar carreteras, pasar por debajo o por encima de
las vías del tren. Se hace una serie de subidas y bajadas. Ya se ve la Catedral
cerca, también esa obra mastodóntica, que es la Cidade da Cultura.
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Ya falta poco... |
Cuando
llegamos a la empedrada calzada del Sar, ya cerca la Catedral de Santiago, un
chute de optimismo. Amigo, has llegado a tu meta. Después de cruzar el Sar,
pasar junto a la Colegiata, una tremenda subida, entramos por la Puerta de
Mazarelos, y tras recorrer una serie de rúas del centro de Santiago, accedemos
a la Catedral de Santiago por la Praza das Praterías, a tiempo de la misa del
Peregrino, con el Botafumeiro. Hemos conseguido nuestro objetivo. Después de la
misa, sellamos la credencial y nos dan la Compostela, tras lo cual, tomamos
algo, buscamos hospedaje, y nos vamos a comer a Casa Manolo. Tras la comida,
una vuelta por Santiago.
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Botafumeiro en la misa del Peregrino. Santiago 29.07.2012 |
Vamos al Obradoiro, donde habían los coches de época,
entramos en la Catedral, compramos algunos recuerdos, nos fuimos hasta la
Alameda, donde hice una foto del casco histórico con la Catedral en primer
plano, luego fuimos a cenar algo, nos quedamos a ver un espectáculo de calle y
posteriormente, fuimos a ver un festival de muñeiras en la Praza das Praterías,
pues son las fiestas de Santiago Apóstol. Lástima no haber estado el martes,
para ver el festival de fuegos artificiales. Después a dormir. Mañana, día 30,
cumplo 41 años, y me voy hasta Lugo, para luego ir hasta Pedrafita do Cebreiro
y Comeal. Me espera un día intenso. Además, con gran pesar para mí, me tendré
que despedir de María y Paco, que han sido una compañía maravillosa y un gran
descubrimiento para mí.
Conclusiones del viaje. He
resistido etapas muy duras, especialmente la primera, y aunque corta, la
última. El cansancio y el dolor no me han derrotado, y estoy contento por ello.
He hecho pocos pero muy apreciados amigos, Paco, María, Elena… La verdad es que
es un camino mucho menos frecuentado, pero no por ello menos interesante. No me
ha gustado que las iglesias estuvieren siempre cerradas, ni tampoco la mala
señalización que hay en algunos tramos, y también la falta de albergues en
algunas partes de este tramo.
De todos modos, por el cometido
por el que yo iba al camino ha sido un objetivo conseguido. He reflexionado
mucho, y creo que, a partir de ahora, tendré que cambiar algunas cosas. Vamos a
ver si lo logro.
Santiago de Compostela, a 30 de
julio de 2012.
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La Catedral de Santiago desde la Alameda
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