jueves, 6 de febrero de 2014

Héroes, de Ray Loriga

   “¿QUÉ ESPERAS DE TUS CANCIONES?

   Bien, estoy aquí metido, en mi cuarto, y las canciones van saliendo y yo sólo espero que no me dejen tirado, espero de las canciones todo lo que no me han dado mis padres, ellos eran muy buenos con los consejos y con las minas. Ponían millones de minas en el pasillo, decían, chico estamos a tu lado, sólo queremos ayudarte, pero cuando salía al pasillo sólo veía sus minas escondidas debajo de la moqueta. Espero poder andar por encima de mis canciones más tranquilo de lo que andaba por encima de los pasos de los demás.

   ¿VAS A ESTAR AQUÍ MUCHO TIEMPO?

  Voy a estar aquí para siempre.”

   Si buscáis en Héroes una novela al uso, una novela con un desarrollo más o menos tradicional, no la vais a encontrar. Es una de las novelas de desarrollo más anárquico y caótico que he leído hasta ahora, una sucesión totalmente desordenada de sueños, experiencias, momentos vividos, pensamientos, chicas, músicos, canciones, drogas y estupefacientes, sin ningún orden ni concierto.

   Su protagonista, un chico joven, cansado de la rutina, encerrado en sus canciones y sus recuerdos, encerrado en sí mismo, en una habitación de la que jura que no saldrá, abandonando el mundo real y metido en una vorágine de recuerdos, sueños y situaciones vividas (o no), que se transforman en la novela en pequeños relatos, de lenguaje suelto y de fácil lectura, lleno de frases y reflexiones cuasi lapidarias, sin enlazarse uno con el otro, por lo que llega a parecer un monólogo de diván con un psicoanalista, o las reflexiones inconexas de un loco (en varios de estos pequeños relatos, habla del manicomio). Constantes son sus referencias oníricas a referentes de la música, como Jagger, Bob Dylan, David Bowie o Ziggy.

   Eso sí, un solitario encerrado en su mundo, quiere ser un ángel, quiere ser un héroe, un héroe con miedo, pero con ganas de resistir.

   “Recuerdas lo que no tienes que hacer de nuevo y estás preparado para afrontar algunos cambios y sabes que todo lo mejor vendrá con los cambios pero tienes miedo al cerrar la puerta porque ya habías aprendido a manejar las antiguas desgracias, suele pasar, no es nada extraño, un héroe son miedo es un héroe muerto y morir ha dejado de tener gracia porque ya no es la canción que tú cantas sino una canción que cantan otros y que se lleva a los nuestros, Dios sabrá por qué.”

   Afrontar la vida, ser un héroe, ser uno mismo e intentar que no sean los otros que manden en tu vida.

   Esto es Héroes, de Ray Loriga (Madrid, 1964), publicado por Plaza & Janés, colección Ave Fénix – Serie Mayor, primera edición del año 1993, Premio de Novela el Sitio en el mismo año.

   Y, seguidamente, os vuelco otro pedazo de novela, que me resulta impactante, por lo actual que es, aun siendo escrito ya hace veinte años.


   “Sigue con tu historia. Enfermedades, muertes, suerte, millones por casi nada en televisión, culos, tetas, coños en la televisión, disparos en la cabeza en la televisión, vendedores de alfombras y de remedios contra la impotencia y cirujanos, qué gente tan extraña los cirujanos que se meten dentro de los demás y después salen como si nada y bancos, dinero, comisiones, intereses que crecen alrededor de una deuda como una ballena que crece alrededor de Jonás, sida, sobre todo sida, sigue con lo que estabas haciendo sida, no te vayas a cortar ahora, si no estoy en casa empieza con los curas y después regálate debajo de las tapas de los yogures. Big Bang, nuevas teorías acerca de la creación de la vieja mierda y Dios es parapléjico y bienaventurados los homosexuales y los yonquis porque ellos nos precederán en el reino de los cielos, olimpiadas, y campeonatos del mundo de fútbol y genocidios y epidemias, las siete plagas, los negros, habrá que ver qué hacemos con los negros y las mujeres, también habrá que ver qué hacemos con ellas y los enanos, no hay que olvidar a los enanos, y sobre todo no juzgues desde lejos porque a lo mejor el que parece un enano está de rodillas y a lo mejor está rezando, pero a lo mejor la está chupando, así que no te descuides y piensa que un cuello de hombre blanco ya casi no vale nada y joder, sé que no es culpa mía, pero tampoco era culpa suya antes, así que a correr, y culos blancos corriendo y filipinos crucificados con clavos de ferretería como un moisés separando las aguas de una piscina y el Papa a por uvas, carreteras, puentes, ingenieros de caminos, satélites de telecomunicaciones, todas las violaciones del planeta y algunas multinacionales y quemaduras de primer grado en el salón de su casa en menos de diez segundos y planes para algo definitivamente mejor que todavía no tiene nombre; seguir sin mí”.



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