“Mama,
¿sabes que este año es el año del caballo?”. Estas palabras las dijo Clara a su
madre Natalia un día de febrero. Clara tiene compañeras chinas en el colegio de
Barcelona al que va todos los días y juega con sus amigas, que el día 31 de
enero celebraron la llegada del año nuevo chino. Abandonábamos el año de la
serpiente y llegaba el año del caballo. Día de desfiles de dragones, de
extraordinario colorido.
En la antigua China, según los antiguos
astrónomos, hay unos ciclos de tiempo, combinación de los elementos a los que
se asigna a los cinco planetas principales: a Venus el metal, a Júpiter la
madera, a Mercurio el agua, a Marte el fuego y a Saturno la tierra; los doce
signos o animales en los que está dividido el ciclo del zodiaco chino: la rata,
el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la cabra, el
mono, el gallo, el perro y el cerdo, con la que cada personalidad individual se
asocia con un animal que le representa, según el año (luna) de nacimiento;
estos elementos y estos animales se combinan en ciclo binario, el Yin y el
Yang. Cada año, en un ciclo de sesenta años, contiene doce animales, cada uno
combinado con uno de los cinco elementos, dándose hasta sesenta combinaciones,
que forman ese ciclo.
Según la leyenda popular, el emperador de
Jade organizó una carrera de animales para decidir cuáles entrarían en el
zodíaco.
Se dice que alguna vez la rata y el gato
fueron muy buenos amigos. Eran los peores nadadores del reino animal, pero también
muy inteligentes. Para participar en la carrera, debían atravesar las aguas de
un río. Decidieron que la manera más rápida de cruzar era ir en la espalda de
un buey. El buey estuvo de acuerdo en cargarlos a través del río. Sin embargo,
al haber un “premio” de por medio, la rata decidió que si quería ganar debía
hacer algo, y lanzó al gato al agua, convirtiéndose éste en el peor enemigo de
la rata y del agua. La rata llegó a la orilla y reclamó el primer puesto. El
buey fue el segundo. Después llegó el tigre, que explicó, jadeante, cómo luchó
contra las corrientes, pero con su fuerza llegó a la orilla el tercero. El
conejo fue el cuarto, gracias a su habilidad por saltar de un lado a otro de la
orilla, aun auxiliándose en un tronco que había en medio de la corriente. El
quinto puesto fue para el dragón, quien llegó volando, y aun pudiendo ser el
primero, se detuvo para hacer llover para ayudar a la gente y a las criaturas
terrenales y al conejo, dándole un impulso al tronco para que éste llegara a la
orilla. El emperador por su espíritu solidario le concede esa quinta posición.
Poco después el caballo llegaba al galope, pero la serpiente le dio un susto
haciéndolo caer, de forma que la serpiente llegó sexta y el caballo séptimo. A
poca distancia, se encontraban la cabra, el mono y el gallo, que se ayudaron
entre sí para cruzar el río. El gallo construyó una balsa de madera, la cabra y
el mono despejaron la maleza y remando llegaron a la orilla contraria. El
emperador los premió por su espíritu cooperativo y los nombró a la cabra en
octavo, al mono en noveno y al gallo en décimo puesto. El undécimo fue el
perro, que podría haber obtenido el mejor de los puestos, al ser el mejor
nadador de todos, pero al ver el agua fresca del río, pensó, después de la larga
carrera, en darse un baño antes de llegar al final. Finalmente, cuando el
emperador iba a dar por finalizada la carrera, escuchó el gruñido de un cerdo,
que cuando empezó la carrera estaba hambriento, y decidió darse un festín y
posteriormente se dio una siesta. Cuando despertó, continuó con la carrera y
llegó en último lugar. El gato llegó demasiado tarde, por lo que no obtuvo
ningún puesto en el calendario, convirtiéndose en el enemigo de la rata para
siempre.
Este año 2014, es el año del caballo de
madera. El 2013 fue el año de la serpiente de agua, y el 2015 lo será de la
cabra de madera. Buena combinación caballo de madera. Los chinos asignan a cada
animal y a cada elemento unas cualidades. La madera tiene como cualidades la
creatividad, la consolidación y el crecimiento. El caballo, la pasión, la
inteligencia y el movimiento. Yo nací en un año del cerdo de metal. Buena
combinación también: el cerdo tiene como cualidades la comunicación, la
intuición y la sensibilidad; el metal, la confiabilidad, la utilidad y la
fuerza.
Yo, soy como el cerdo de la leyenda, soy un
bon vivant, un vago. De vez en cuando me doy un festín, me duermo en los
laureles, y llegó rezagado al objetivo. He estado dos meses sin publicar una
sola entrada en el blog. Llamémosle falta de tiempo, llamémosle pereza… Tanto
tiempo como hace que empezó el 2014, este año de creatividad, consolidación y
crecimiento, y a la vez, de pasión, inteligencia y movimiento. Igual que espero
que este año sea realmente así a todos los niveles y para todo el mundo, espero
también empezar este nuevo ciclo en el blog con creatividad, consolidación y
crecimiento, y aplicarle a ello, pasión e inteligencia.
Con esta entrada quisiera pedir disculpas
por no estar al día, y eso que en lo que llevamos del año del caballo no nos
han faltado motivos para poder estarlo: la declaración de la Infanta, el décimo
aniversario del 11-M, el conflicto de Ucrania, la muerte de Suárez o los
últimos avatares del proceso soberanista en Catalunya; tampoco han faltado
ideas singulares, otras noticias a comentar o los últimos libros leídos,
relatos de viajes o películas que ver… De todo ello, iré publicando entradas
próximamente, sin falta…
Espero no dejaros más abandonados, y en este
nuevo ciclo de creatividad, pasión y crecimiento, tener las energías renovadas,
y recuperar el pulso al blog.
BIENVENIDOS AL NUEVO AÑO
DEL CABALLO EN EL BLOG
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