Es evidente que a nadie, a absolutamente a nadie, le gusta pagar impuestos. Los impuestos realizados sobre los ingresos que uno tiene durante un ejercicio, o sobre el capital acumulado que uno tiene, es para muchos, una pesada carga que en muchas ocasiones no se repercute de la misma manera a cada uno de sus ciudadanos. Da la sensación, en demasiadas ocasiones, de que la carga superior de éstos se da sobre las capas medias y bajas de la ciudadanía, mientras que las capas altas y más favorecidas encuentran resquicios legales para tributar menos de lo que deberían, y por tanto la carga no sea tan importante para ellos. Aquí en España son, sobre todo las famosas SICAV's y algunas exenciones de tributación por donde escapan, así como un elevado fraude fiscal, pero sobre todo, una elevada fuga de capitales, de evasión fiscal, que se ha manifestado como un fenómeno importante a raíz de la crisis actual. Pero éste no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. Y Francia es, actualmente, foco de noticias en este sentido pues, tras la toma de posesión de François Hollande como presidente francés y de la formación del nuevo gobierno de Jean-Marc Ayrault, se aprobó la implantación en Francia de un impuesto del 75% para los ingresos superiores al millón de euros anuales. A raíz de ello, una serie de grandes fortunas francesas empezaron a movilizarse, y muchas de ellas, incluso, solicitaron la nacionalidad belga y se llegaron a establecer en una pequeña población, Néchin, a un kilómetro de la frontera francesa, con el único objetivo de evitar el famoso impuesto francés, como el empresario y primera fortuna de Francia Bernard Arnault.
Pero si hay alguien que se ha destacado por su beligerancia hacia el nuevo impuesto sobre las grandes fortunas ha sido el actor Gérard Depardieu. El último episodio de esta disputa legal y tributaria ha sido la concesión por parte de la Federación Rusa del pasaporte al actor, lo que le da la posibilidad de la concesión de la ciudadanía rusa a Depardieu, que, por cierto, se ha deshecho en elogios hacia su nueva "patria" afirmando que es una gran democracia, cuando, día a día, se pisotean los derechos humanos en ese país. Es curioso ver como una persona, con unos ingresos anuales tan importantes, es capaz de hacer lo posible por no contribuir como el resto de ciudadanos al erario, sobre todo, en proporción a sus ingresos. Es probable que el nuevo impuesto sea, ciertamente, un poco abusivo y con un afán recaudatorio de alcance, y que ha sido suspendido cautelarmente por el Tribunal Constitucional francés. Pero si uno no está de acuerdo con lo dispuesto, tiene medios legales y políticos para combatirlo en el país de origen. Pero lo que uno no puede hacer es evadir sus ingresos del país para no pagar impuestos, no cumplir con sus deberes ciudadanos y encima luego reclamar prebendas y buenas palabras de sus conciudadanos. Las críticas que han recibido Depardieu y las otras grandes fortunas que se han "fugado" de Francia son lógicas y normales. Incluso, deberían ser apartados de la ciudadanía francesa. ¿Qué ejemplo dan a ésta? El ejemplo de que, si no quieres pagar, puedes hacer lo que te venga en gana, hacer fraude fiscal, fuga de capitales al extranjero, no contribuir a las arcas del Estado,… El ciudadano medio y bajo, ahogado por los tributos, ve como se escapan las grandes fortunas, aún declarándose rusos, moldavos o rutenos si hace falta, con tal de no seguir contribuyendo por sus altos ingresos. Lo cual da para que estas clases medias y bajas estén quejosas y vean con pesadumbre como tienen que contribuir con sus impuestos, y ven como la crisis, la austeridad y los recortes se repercuten sobre ellos, y no sobre los que más tienen.
Por tanto, ya puede disfrutar el camarada "Depardiev" de las ventajas de su nueva ciudadanía. Ahora bien, no puede pedir a sus "antiguos" conciudadanos que le aprueben su actitud, porque ni es normal, ni se puede aceptar. Yo, desde luego, sería partidario de no volverle a otorgar la ciudadanía francesa hasta que no se retractara de su actitud poco solidaria para con sus conciudadanos. Incluso le retiraría la Legión de Honor que posee. Es un acto vergonzoso y del que debería dar marcha atrás.
Que disfrute Rusia de nuevo "camarada", que de su dinero los franceses no van a ver un solo euro.
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