Noche de sábanas húmedas. Sexo
intenso y desenfrenado. El chico con la chica. La chica con el chico. El chico
con el chico. La chica con la chica. Uno encima del otro. El otro encima del
uno. Sexo sin parar. Final del acto. No hay cigarrillo post-acto. De repente,
se abre una puerta, y…, un plató de televisión de Channel 4, un canal privado
inglés, con la presentadora y cuatro contertulios dispuestos a comentar la
jugada. Todo rodeado de luces, cámaras. Eso sí, el sexo no será explícito.
Queda dentro de la caja. The box. The SexBox. La caja del sexo. Esa caja que se
iluminará de diversos colores, dependiendo de la intensidad del sexo.
¿A qué parece que no pueda ser
cierto? Pero así es. ¿A qué punto ha llegado la televisión, que es incluso
capaz de ofrecer un reality como éste, en que su contenido, que debería ser
privado y privativo de la intimidad de cada uno, pasa a ser de dominio público?
No se trata de censurar contenidos
sexuales. La televisión está en su derecho de ofrecer programas de estricto
contenido sexual, dentro de un horario fuera del exclusivamente infantil.
Tampoco se trata de censurar programas de divulgación sobre sexo. Pero, a pesar
de que las parejas participantes en este show den su consentimiento, ¿cómo
puede alguien haber ideado una emisión de este tipo en prime time? ¿Realmente
existe un público potencial, al que el morbo de ver una caja iluminada,
imaginando, a través de sus colores, en qué fase están, si han consumado o no,
si están en los prolegómenos o ya han finalizado el acto con éxito? ¿Hasta qué
punto la gente puede llegar a estar interesada en un espectáculo como este? Y,
más aún, ¿quién puede llegar a participar en un programa como este, y cuáles
deben ser los comentarios que se van a realizar cuando la caja se abre?: que,
Pepito, ¿cómo ha ido el polvito? ¿Te ha fallado tu marido, Juanita, ha tenido
gatillazo? U otros comentarios del mismo tipo… Dicen que va a ser divulgativo,
para romper tabúes; pero, realmente, ¿es esto necesario?
La verdad, para conseguir
audiencia, no sé hasta qué punto vamos a llegar, o hasta qué punto se puede
consentir, desde un punto de vista ético, una situación como esta. El todo vale
por conseguir share, más puntos de share, y más publicidad, no puede prevalecer
sobre la intimidad y la integridad de las personas. No creo que sea muy ético,
pero incluso no sé hasta qué punto sea lícito. Es como un atentado a esa
integridad e intimidad personal. Pero viendo Gandía Shore, Gran Hermano o
Sálvame, cualquier cosa es esperable. Ya fueron estos, novedosos, polémicos, y
han ido siguiendo otros muchos bodrios parecidos. Pero llegar al punto de
SexBox ya es excesivo, es la gota que colma el vaso.
Os vuelco el artículo de La
Vanguardia donde se habla del tema, publicado a principios de octubre. Ahora,
vuestro tiempo de reflexión…
Un nuevo reality: “Sexbox”, sexo en una
caja
Un nuevo espacio de la televisión
británica busca romper tabúes para hablar de la sexualidad sin complejos y
honestamente.
Un paso más allá en los realities,
eso es lo que propone el programa SexBox que se estrena en el canal Channel 4
de la televisión británica y que ha levantado ampollas incluso antes de
estrenarse. El espacio que promete un verdadero cambio en los hábitos
televisivos y sociales del Reino Unido.
La mecánica del concurso presenta
a tres parejas (Des y Lynette – pareja estable de cincuenta años con unos
treinta de relación –, Dean y Rachel – jóvenes veinteañeros – y Matt y John –
pareja estable homosexual) que ocasionalmente entrarán en un habitáculo de apenas
doce metros cuadrados en el que mantendrán relaciones sexuales. Nada, sin
embargo, podrá verse explícitamente desde casa pero el espectador intuirá todo
lo que dentro de ella pase. ¿Cómo? La caja se iluminará con distintos colores
dependiendo de la fase de la relación sexual en la que se encuentren. Será
naranja en los preámbulos sexuales, rojo en los primeros contactos sexuales y
verde cuando se llegue al clímax.
Tras el encuentro sexual, las
parejas saldrán del habitáculo para contar con pelos y señales su encuentro a
la presentadora del espacio, Mariella Frostrup, y a un grupo de expertos. Y es
que el programa pretende ser divulgativo para romper los tabúes entorno al sexo
y a hablar de él abiertamente.
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