jueves, 24 de octubre de 2013

Dublinesca, de Enrique Vila-Matas


"Desde que dejó de beber, apenas hay peleas matrimoniales con Celia. Eso ha sido un grandísimo avance en sus relaciones. Antes, eran combates duros, y no ha querido excluir nunca la idea de que fuera él, con su maldito alcohol, siempre el culpable. Cuando las peleas eran más fuertes, Celia solía meter unas cuantas cosas en su maleta, que luego sacaba al rellano. Después, si le entraba sueño, ella se iba a la cama, pero la maleta la dejaba afuera. De este modo, los vecinos siempre sabían cuándo se habían peleado: la maleta reflejaba lo sucedido la noche anterior. Poco antes de que él tuviera el colapso físico, Celia lo abandonó de verdad y estuvo dos noches fuera de casa. De no haber tenido los problemas de salud y haberse visto obligado a dejar la bebida, es más que probable que hubiera terminado por perder a su mujer.
Le cuenta de golpe a ella que en junio, el día 16, piensa ir a Dublín.
Le habla del aniversario de boda de sus padres y también del Ulysses de Joyce, y finalmente del sueño premonitorio, en especial de la borrachera a la salida de un pub llamado Coxwold y del llanto desconsolado y emocionante de los dos, sentados en el suelo, al fondo de un callejón irlandés.
Son demasiados asuntos en tan poco tiempo. Acaba, además, teniendo la sensación de que Celia está a un paso de decirle que la ausencia de alcohol en su vida y el aislamiento cotidiano de catorce horas en el ordenador le han calmado y son sin duda una bendición, pero le están dejando cada día más autista. O, por decirlo con mayor precisión, más hikikomori.
  • ¿A Dublín? – pregunta sorprendida –. ¿Y qué vas a hacer ahí? ¿Volver a la bebida?
  • Pero Celia – hace un gesto como si se armara de paciencia –, el Coxwold sólo es el bar de un sueño.
  • Y, si no he entendido mal, también el lugar de una premonición, querido.
Le interesa a Riba desde hace días todo lo que gira en torno al tema de los hikikomori, que son autistas informáticos, jóvenes japoneses que para evitar la presión exterior reaccionan con un completo retraimiento social. De hecho, la palabra japonesa hikikomori significa aislamiento. Se encierran en una habitación de la casa de sus padres durante periodos de tiempo prolongados, generalmente años. Sienten tristeza y apenas tienen amigos, y la gran mayoría duermen o se tumban a lo largo del día, y ven la televisión o se concentran en el ordenador durante la noche. Le interesa mucho a Riba el tema porque desde que dejó la editorial y el alcohol, se está replegando en sí mismo y convirtiendo, en efecto, en un misántropo japonés, un hikikomori.
  • Voy a Dublín a un funeral por la era de la imprenta, por la era dorada de Gutenberg – le dice a Celia.
No sabe cómo ha sido, pero le ha salido de dentro. Ella le mira como si quisiera atravesarle con los ojos. Silencio. Inquietud. Rectifica antes de que ella se ponga a gritar.
  • Entiéndase bien. El funeral, siempre demorado, de la literatura como arte en peligro. Aunque en realidad la pregunta sería: ¿qué peligro?
Nota que él mismo se ha metido en un lío.
  • Te comprendería muy bien – prosigue – si me preguntaras qué peligro. Porque de hecho lo que más me interesa de ese peligro es el matiz literario que tiene.
Cree que será ahora cuando su mujer libere su alma airada, y ocurre lo contrario, pues comienza a llegarle una impresión de repente cálida, de cierta intensidad amorosa. Pero es también como si Celia se hubiera apiadado de él. ¿Será así? ¿O tal vez se ha apiadado de la era dorada de Gutenberg, que para el caso quizá sea lo mismo? ¿O es que simpatiza con el peligro, visto desde el punto de vista literario?
Celia le mira, le sonríe, le pregunta si, a pesar de los días que han pasado, se acuerda de que le había pedido que le alquilara la única película de David Cronenberg que le falta por ver. Le enseña el DVD de Spider, la película recién alquilada, y propone cariñosamente que la vean antes de la cena.
En efecto, le gusta Cronenberg, uno de los últimos directores que le quedan al cine. Pero le parece todo algo extraño, porque nunca pidió ver esa película en casa. Da una ojeada al DVD y lee que el film trata de 'la incomunicación de un solitario con un mundo inhóspito'.
  • ¿Soy yo? – pregunta.
Celia ni contesta."


¿Se puede afirmar que la literatura como arte está en crisis? ¿Se puede decir que la edición impresa está herida de muerte? ¿Se puede decir que los editores, como casta, han muerto, para ser grandes firmas editoriales? De ello, reflexionamos un poco más adelante, pero a primera vista, hay que hacer varias consideraciones, que surgen tras la lectura de Dublinesca, del escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), publicado por Seix Barral Breve en 2010, y que hoy os recomiendo.
¿Es Dublinesca un epitafio a la literatura, entendida como arte? Podría ser una interpretación de Dublinesca. La trama, que se desarrolla en tres partes, tres meses, Mayo, Junio y Julio, a partir del personaje del editor Samuel Riba, bien podría serlo, un epitafio. Eso sí, un epitafio a un determinado tipo de literatura, a una determinada forma de hacer, lleno de referencias a la literatura y de referencias a la cultura, a la música, al cine. Todo el libro está plagado de ellas. Samuel Riba, editor retirado, pasa su triste vida de exalcohólico encerrado entorno al ordenador, siendo un hikikomori, yendo todos los miércoles sin falta a ver a sus padres, para no perder la tradición y explicándoles los últimos viajes que ha hecho, y teniendo una rutinaria vida con su mujer, Celia. Un día, tras una visita a casa de sus padres para explicarles un viaje a Lyon, y tras un sueño premonitorio, decide hacer un viaje a Dublín, dar lo que él llama el salto inglés, convocando a unos amigos en el día del Bloomsday, para celebrar un funeral por la era de la imprenta, por la era Gutenberg, en una visión de la literatura cada vez más insertada en la era digital. Y va desarrollando a partir de ahí una verdadera teoría de la literatura, plagada sin duda de referencias, sobre todo de James Joyce y Ulysses, pero también a Samuel Beckett, que invita sin duda a una reflexión sobre la literatura actual, por ese fin de la era de la imprenta, y por la falta de genios que ésta cada vez más literatura comercial, esta 'industria literaria' y cada vez menos literatura creativa está marcando nuestro panorama actual. Y es a través de todas estas referencias, de sus referencias literarias, de sus referencias a paisajes, a personajes, a fantasmas, a premoniciones, que va desarrollando un verdadero y magnífico relato de la literatura, de la persona del editor y la falta del verdadero genio, del verdadero escritor, que Vila-Matas va desarrollando en la figura de Riba, del que va haciendo un verdadero retrato del editor, consciente de que su vida ha pasado del éxito a la rutina, es un reflejo de la sociedad y los valores actuales que reinan en ella. Pero tampoco es un golpe de gracia a la literatura, no es un apocalipsis total, sino que hay esperanza, detrás de ese 'epitafio', la aparición o el reencuentro con ese personaje que crea, que hace literatura, el autor, como Vila-Matas ha dicho en alguna entrevista sobre esta obra.
Pero, más allá de la obra, que a mí me parece interesante, vamos a hacer varias consideraciones sobre la literatura, vamos a intentar contestar a las preguntas que nos hemos hecho al inicio, a pesar de que un poco más adelante abundaremos sobre ello, contrastándolo con lo que opina el ensayista y escritor italiano Alessandro Baricco acerca de este tema.
¿Se puede decir que la literatura esté herida de muerte, al menos como una disciplina artística? ¿Se puede decir que la cada vez más industrializada literatura haya acabado con la literatura de autor? Sí que es cierto que el panorama literario actual es, probablemente, más mediocre. La comercialización e inserción dentro de un sistema cada vez más centrado en la obtención de beneficios ha creado un tipo de literatura, sobre todo, muy mediatizada, muy de rankings, de listas de los más vendidos, para un tipo de lector cada vez menos especializado y con unos valores e intereses diferentes. El autor, en sí, también por ese boom comercial, hace un tipo de libro más enfocado a obtener beneficios para él y para las grandes editoriales, y ha perdido, en muchos casos, valor e interés. Cada vez es más común ver libros que abordan una serie de temáticas que hacen a un tipo de lector más 'comercial', y los autores se pliegan a esos criterios y han perdido, un poco, ese concepto de creatividad que antaño tenían. No es que no la tengan, pero sí al plegarse a unos determinados criterios, se han vulgarizado ciertamente.
¿La edición impresa está herida de muerte y los editores han dejado de ser una especie de casta ilustrada para ser sólo unos meros capitalistas que sólo piensan en contabilidad y beneficios? Está claro que la era digital, la era del Google, Facebook, la edición en PDF, los e-books, está en franca expansión. Esta era digital, sin duda, ha llegado, cada vez hay más medios para 'huir' de la edición impresa, como ha pasado y está pasando con la prensa, por ejemplo, pero las encuestas aún desmienten esa expansión. Una reciente encuesta en España dice que aún ocho de cada diez lectores prefiere el papel al mundo digital. Que no tiemblen las grandes editoriales. También es verdad que hay cada vez menos editoriales de las de antes, de los editores que buscaban calidad frente al beneficio monetario (aunque también era un negocio, sin duda), y cada vez hay más grandes firmas editoriales que, como he dicho antes, priman más el beneficio comercial a la calidad, haciendo grandes tiradas de bestsellers o de libros 'mediáticos', o de libros de calidad más baja o mediocre. Pero, aun así, nos siguen desmintiendo. Cada vez hay más pequeñas editoriales y personas que editan su propio libro, que buscan más calidad y menos cantidad, y que, a pesar de no ser grandes éxitos, hacen una labor importante de difusión literaria. Tampoco podemos dar, entonces, como desaparecidos a los autores de calidad. Los podemos encontrar. Quizás no en las listas, en los rankings, pero sí a pequeño formato (y también publicados por grandes editoriales, sin duda, pero en general no suele ser así).
Por tanto, no podemos dar por muerta a la literatura como arte, ni a las editoriales como emisoras de calidad, ni al autor de calidad. Aún queda, pues, esperanza.




 

Bloomsday



Samuel Riba decide convocar un funeral por la 'era Gutenberg' el día 16 de junio, el día del aniversario de boda de sus padres, pero también el día del denominado Bloomsday. Pero, ¿qué es el Bloomsday?
El Bloomsday es un acontecimiento anual que se celebra en Dublín, la capital de Irlanda, en honor a Leopold Bloom, personaje principal de la novela Ulysses de James Joyce, celebrándose todos los años desde 1954. El 16 de junio es el día en que transcurre la acción – ficticia – de Ulysses. Este día, los celebrantes se reúnen, muchos de ellos ataviados con trajes de época, recitan fragmentos de la obra de Joyce, hacen comidas y cenas basadas en el mismo 'menú' que los protagonistas de la obra, y realizan distintos actos que tengan paralelismo con la acción que se desarrolla en la novela. Especialmente, se realizan encuentros en la ciudad para seguir el itinerario exacto de la acción, incluida una carrera que sigue el itinerario de Bloom.
Esto se refleja, asimismo, en Dublinesca, la obra de Enrique Vila-Matas, en un claro homenaje a uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea.







 

Literatura: ¿en decadencia?



Uno de los puntos que Vila-Matas refleja en Dublinesca es, sin duda, ese debate sobre si se ha llegado al fin de la literatura de autor, para su sustitución por la literatura comercial, que 'mata' al autor para sustituirla por una literatura bodrio, de números uno en ventas, falta de genios como los de antaño.
Para añadir puntos al debate, me remito al ensayo Los bárbaros de Alessandro Baricco, que también hace una reflexión acerca de lo que Baricco denomina mutación sobre diversos temas, uno de ellos, los libros, o sea, la literatura en general. Existen muchos puntos de coincidencia entre lo que Vila-Matas refleja en Dublinesca, acerca del fin de la era Gutenberg y la falta de 'genios' que hagan una verdadera literatura de autor, y lo que Baricco considera como mutación.
Baricco expone que la idea que el mundo de los libros esté actualmente bajo el asedio por parte de los 'bárbaros' es muy patente, basándose en dos pilares importantes: primero, que no hay un hábito generalizado de lectura en la gente; segundo, que quien escribe piensa sólo en el provecho que va a sacar de ello, del beneficio económico, y lo obtiene. Dice Baricco que dicho de esta manera, parece paradójico, pues si fuera verdad el primer ítem, no sería posible el segundo. Pero lo que importa, sobre todo, es poner la atención sobre la idea de la comercialización: la expansión de las ventas y la primacía de la lógica comercial, típica de las 'invasiones de los bárbaros', cosa que hace sospechar que al supuesto autor le interesa su vocación sólo por el provecho o beneficio que pueda sacar de él. Por tanto, enlaza con la idea de la búsqueda infructuosa del 'genio' literario en Dublinesca. Según Baricco, donde habían empresas familiares donde la pasión literaria se conjugaba con beneficios modestos, ahora hay grandes grupos editoriales que sólo miran sus números, sus beneficios, y no la calidad; donde había la librería donde el librero sabía y leía, ahora hay el megastore tipo FNAC, donde se venden libros, CD, DVD, películas y ordenadores, donde había un editor que trabajaba siguiendo belleza y talento, ahora hay un hombre-marketing, que sólo trabaja para el mercado,… En definitiva, la idea de un sistema que ha elegido privilegiar el aspecto comercial respecto a la calidad del producto.
La época de los autores 'de calidad' ha pasado de largo, y ahora surgen los autores comerciales, a los que hay que añadir aquellos que, en términos actuales, llamaríamos mediáticos, que son aquellos que aprovechan su aparición en programas televisivos o de presencia mediática, para publicar libros, que en la mayor parte de los casos son verdaderos bodrios o refritos de aquellos programas que hacen. Baricco lo denomina la genialidad de los bárbaros, su extraña idea de la calidad literaria. Partiendo de la clasificación de los libros más vendidos, existe un número importante de libros que no existirían si no partiesen del hecho de haber sido escritos por estos personajes, o de ser libros de los que se ha hecho una película, o sea de un punto externo al mundo de los libros.
Habla de una 'last generation', una última generación, que es percibida como un apocalipsis, porque se basa en la ruptura con los fundamentos de la palabra escrita y no deja perspectivas de supervivencia. No es una destrucción, pero si es otra idea de civilización y de calidad literaria. Y llega a decir que la regla se basa en que los bárbaros tienden a leer solo los libros donde sus 'instrucciones de uso' son dadas en lugares que no son libros. Siguen las convenciones dadas por los imperios mediáticos de la televisión, la prensa, el cine, la publicidad o la música. Ya no hay un nivel refinado, sino que se guían por una mayor vulgaridad. Ya no hay creatividad, sino que se siguen los criterios de una secuencia, impuesta por la idea que los imperios mediáticos tienen sobre qué es lo que desea el lector, aunque parta de esta vulgaridad creativa. Incluso hay editoriales que marcan el camino a determinados autores, con los que firman contratos de larga duración, que les obligan a escribir un libro al año, siguiendo una serie, y ya da igual que tengan una cierta calidad literaria o no. Es lo de menos. Las casas editoriales sólo miran las ventas y los beneficios.
La época de las editoriales se llamaban, según Baricco, Garganti, Einaudi, Bompiani, y aquí en España, Salvat, Seix Barral,…, que eran apellidos de personas reales, ahora surgen los grandes grupos editoriales, esos que tienen la vista puesta en su contabilidad. Y eso es, en definitiva, lo que cuenta.
Es, por tanto, una época diferente, para la literatura: su difusión, multiplicada por la edición en masa como manera de aumentar beneficios y ventas, no asegura la calidad literaria, y la creatividad, cada vez es menor y está relegada a una segunda o tercera posición en el ranking respecto a la inmediatez de autores mediáticos que, en el mayor de los casos, no se sabe que es calidad literaria o igual ni la conocen…

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