jueves, 5 de diciembre de 2013

Adán y Esteban. Ambiciones y reflexiones. Adictos al Sálvame.

Hace pocos días, en 8tv repusieron, por enésima vez, la oscarizada película Philadelphia, en la que Tom Hanks interpreta a un abogado gay que es despedido de uno de los bufetes más importantes de la ciudad por el hecho de tener el SIDA. El personaje demanda a sus exjefes por este hecho. El primer día de juicio, en la salida del juzgado, hay una multitud pro y contra la demanda, y me sorprendió una de las frases que parte de esa multitud gritaba. Decía así: “Dios creó a Adán y Eva, no a Adán y Esteban…”, evidentemente refiriéndose a la opción sexual del protagonista.

   Pero mi mente se abstrajo en aquel momento en las palabras de esa frase, “no a Adán y Esteban”, y pasó por ella, por mi mente claro, la imagen de Esteban. Pero no la de Esteban (hombre), sino la de Esteban, Belén Esteban. Podréis opinar que vaya paja mental que se ha hecho éste… Pero es que hay personajes que parece que estén en el mundo desde el principio de los tiempos, que crean escuela (jo, que atrevimiento decir esto de crear escuela).

   Y es que Belén Esteban, se quiera o no se quiera, se ha metido tanto en la vida de todos, que ya parece que no se pueda vivir sin ella, sin oír sus historias con el torero Jesulín (otro inteligente, por cierto, en dos palabras, in y teligente), la familia Janeiro, su hija Andreíta y todos sus líos, sin los cuales, sin duda, esta señora no sería nadie.

   Yo no sé si Adán hubiera preferido seguir siendo acompañado por Eva, si hubiera preferido a Esteban (ay, Dios mío, la humanidad), o si hubiera preferido a Belén Esteban, o si ésta era la serpiente que causó la expulsión del Paraíso, o fue la que invitó al cainismo con aquello de “yo por mi hija mato” (jo, que trascendente me estoy poniendo para hablar de la Esteban).

   La gente no sabría decir quién es Kafka, Proust o Joyce, Beethoven o Mozart, Lorca o Machado, pero puedo asegurar que el 100 % de la gente sabe quién es Belén Esteban, porque hasta aquellos que fingen no saber quién es, mienten como bellacos, porque cuando los escrutas un poco, saben siquiera un detalle de esta elementa (pero no de museo).

   Esta señora tiene un gran poder de convocatoria. Basta decir que sale en Sálvame, o en el Deluxe, o cualquiera de estos rancios sucedáneos presentados por el polifacético (o polipatético) Jorge Javier Vázquez, para que la audiencia aumente en progresión aritmética, y oír las reflexiones de tan educada persona, denominada por los suyos la Princesa del Pueblo, las cuales al día siguiente son la comidilla en cualquier tertulia, ya en la peluquería, ya en la oficina, ya en dónde sea.

   Sólo me faltó oír que esta señora, la Esteban, Belén Esteban, ha escrito un libro (ay los benditos tiempos en los que la escritura estaba circunscrita en un ámbito de eruditos, y que astutos los editores, editando el libro más mediático de la temporada, y que va a ser libro de culto de sus seguidores(as) más atrevidos, lo que les va a dar unos pingües beneficios…).

   El libro se va a llamar, Ambiciones y reflexiones. No sé si lo van a tener en el FNAC, o en las librerías de culto de nuestra ciudad. Lo que si va a ser seguro un best seller de quioscos y pequeñas librerías. Una biografía, dice… A mí me sorprenden algunos que escriben (o más bien, les escriben) su biografía, como aquel que puede contar la mejor historia del mundo, una vida cautivante.

   Ambiciones y reflexiones. Esta moza, ¿qué ambiciones (*) puede tener que ya no conozcamos dichos de su propia boca? Si es que a través de la telebasura, ya conocemos lo que quiere, lo que ambiciona, lo que desea, cuáles son sus inquietudes (ah, ¿pero tiene?), pero ya lo que me parece un despropósito es lo de las reflexiones. Esta señora, con esa boca privilegiada que tiene, que suelta mil barbaridades por metro cuadrado cuando habla (o grita, o berrea…), ¿qué reflexiones puede tener como para que todos (o al menos aquellos que compren el folletín) estemos tan interesados en ella?

(*) Ya sé que la Esteban juega con el nombre de la finca de los Janeiro, pero es más interesante pensar en el argumento sobre qué ambiciones puede tener…




   Desde luego, sus padrinos mediáticos, Jorge Javier y todo ese corifeo de personajes de media estofa que salen en antena todos (si, todos, o casi todos) los días, y en cualquiera de los canales de la emisora, que han destrozado de forma impune e implacable ese mundo del corazón, que antes sólo conocíamos a través de las revistas, han hecho una labor magnífica de evangelización mediática, ante la cual la gente cae como moscas a la miel.

   Recientemente, en una entrevista publicada en La Vanguardia (25.11.2013) a Xesús Alonso Montero, filólogo y presidente de la Real Academia Galega, se dice lo siguiente que reproduzco: “Entre los cinco libros que Alonso Montero dejó aparcados para asumir la presidencia de la Real Academia Galega no está uno que escribiría si tuviese tiempo. Versaría sobre Belén Esteban, un personaje que dice interesarle especialmente, al tiempo que confiesa que ve mucha televisión basura. Tengo que verla para saber por dónde va este país. Telecinco educa más que las cincuenta y cinco facultades de Letras que hay en España, proclama, al tiempo que aclara que usa el verbo educar en el sentido de conducir por el mal camino, que dirían los curas. Lamenta que aquí no se lee ni a los profesores y considera que es una minoría la gente que no está educada por Belén Esteban.

   O sea, que Esteban, Belén Esteban (más quisiera que ser Bond, James Bond…) en realidad era la serpiente. Conduce al mal camino. Imagínense que ejemplo para los que suben ahora, me refiero a niños y adolescentes, que ven en la educación un esfuerzo inútil, cuando estos petimetres sin cultura ni educación alguna suben como la espuma, y están forrados hasta las cejas. Qué esfuerzo podemos pedirles a partir de ahora, si nosotros admiramos, aunque sea para criticarlos, a estos “ejemplos de superación”. Cómo podemos decir a nuestros hijos que la cultura de la inmediatez no es buena, si luego le doramos la píldora a esta persona (o a otras de la misma calaña).

   Y es que la multitud de adictos al Sálvame (u otros programas del estilo) es impresionante. Si hicieran un informe PISA sobre los conocimientos de telebasura que la población española adulta (y no tan adulta, a pesar de que, en principio, emiten en horario de especial protección infantil…) tienen. Sobre qué le ha pasado a Belén, o a Rosa Benito, o a…, sustitúyalo por cualquier otro sujeto de poca estofa de los que salen, y que no eran conocidos, sino por tener relación con …, y vuélvalo a sustituir por cualquier otro personaje asiduo de este “magnífico y educativo programa vespertino”.

   Y es que este gran mago de la televisión, este portento periodístico, llamado Jorge Javier Vázquez ha hecho muchos méritos para salir en los manuales de la mejor praxis periodística de aquí a la posteridad. Desde el Tomate a nuestro querido Sálvame (diario o Deluxe), ha sembrado una manera particular, podría llamarse fenómeno de masas, que ha hecho que señoras, señores, de todas las edades, de forma continuada o por partes o en pequeñísimas fracciones, vean ese subproducto y se imbuyan en la mejor de las escuelas de la buena educación, de la mejor educación. Muchos me llamarán reaccionario, o pensarán que considero al que ve este programa como poco educado o que lo menosprecio.

   No, no es así. Al contrario. Ya he dicho que, a pesar de que haya mucha gente que reniegue, alguna vez se ha tragado, ni que sea en un zapping, partes de este programa, incluso gente que pueda pensar que es más inteligente que los demás. Incluso yo, que lo estoy criticando, reconozco que me lo he tragado en muchas ocasiones. Pero considero que ya es hora que se haga algo para remitir ciertamente este tipo de programación, o trasladarlo, ni que sea, a un horario más oportuno para este tipo de programas, y no en el horario de especial protección infantil.

   Si no mes está pareciendo que se intenta reproducir el patrón entre nuestros hijos, nuestros adolescentes, aquellos que ahora suben, y que ven que sujetos formados en subproductos tienen éxito. Si, éxito. Y que se quiere reproducir ese modelo, y que pueden adoptar ese modelo.


   La época de los payasos de la tele, los Chipirifláuticos o la Bola de Cristal en horario infantil ha pasado a mejor vida. Ahora se lleva cualquier sujeto de esos del Gran Hermano o, como no, Esteban, Belén Esteban…


No hay comentarios:

Publicar un comentario