domingo, 12 de mayo de 2013

Niente più niente al mondo (Nada, nada más en el mundo), de Massimo Carlotto: la mirada social


Niente più niente al mondo...
Questa frase me la porto dietro dal matrimonio. Il cugino di Arturo suonava la chitarra e aveva cantato Il cielo in una stanza. È l'unica canzone che ho imparato per intero:
Quando sei qui con me/questa stanza non ha più pareti/ma alberi/alberi infiniti./Quando sei vicino a me/questo soffito viola/no, non esiste più./
Io vedo il cielo sopra noi/che restiamo qui/abbandonati/come se non ci fosse più/niente, più niente al mondo./Suona un'armonica/mi sembra un organo/
che vibra per te e per me/su nell'immensità del cielo./Per te, per me:/nel cielo.
Allora pensavo di avere un futuro, di potermi giocare la vita. Ero giovane. Invece in ventidue anni 'sto cazzo di cielo non l'ho mai visto. Il soffitto è sempre stato lo stesso, color bianco che Arturo rinfresca ogni due anni e prima di arrivare al cielo ci sono ancora sei piani e gli zoccoli della signora Andreis che, puntuale come un orologio, si alza ogni notte alle tre per andare a pisciare.
Una realidad social, una mirada social, un relato social... Ésta es, sin ninguna duda, la intención de Massimo Carlotto, en Niente più niente al mondo, traducida al castellano y publicada por Editorial Laertes (Barcelona, 2010), bajo el nombre de Nada, nada más en el mundo. Tremendo, brutal y actual, el relato de este autor italiano.
Es un monólogo corto, de un poco más de sesenta páginas, pero intenso y descarnado, de una mujer, a la cual, de una forma coloquial y directa, podríamos calificar de "maruja", que cuenta, dentro del contexto de su vida en un barrio típico poligonal y obrero de Turín, en plena etapa post-industrial, en búsqueda de una nueva identidad, la falta de trabajo, la dificultad de la convivencia con los inmigrantes, y en primera persona, las miserias de su cotidianeidad. Una mujer que pasa su día trabajando, como empleada del hogar a horas, haciendo casas y escaleras, que describe su vida en base a aquello que le resulta cotidiano: los nombres de los supermercados donde compra y los precios de los productos que compra, la sociedad consumista en su más plena efervescencia, y los avatares de su trabajo en las casas de las familias bien de Turín, y la vida reflejada en los programas y seriales de televisión. Una vida totalmente monótona con su marido. Un análisis lúcido y despiadado de la gris existencia que marca su vida. Una hija que se resiste a vivir la existencia que su madre le intenta marcar. Un hecho marca el relato…
Sin duda, interesante su lectura. Es un relato trágico, una lectura descarnada de nuestra existencia en esta sociedad consumista y marcada por los modelos y estereotipos que marca la televisión y los medios de comunicación, un modelo individualista e hipócrita marcado por este devenir de sociedad del bienestar-consumo. Os lo recomiendo. Es un relato muy actual, donde se ven todos estos aspectos reflejados en nuestra más absoluta realidad, la crisis, la falta de valores comunes, y una excesiva influencia de los medios de comunicación y de la sociedad consumista que consigue hacernos seres-producto, o sea, que nuestra vida no sea nada sin consumo.


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